Oyendo radio

Oyendo radio

POR EDGAR REYES TEJEDA
¿Por qué?

Casualmente oyendo las breves emisiones de noticias del espectáculo que Radio Disney inserta frecuentemente en su programación cotidiana; me impactó la fugaz referencia a que la magnífica cantante estadounidense Whitney Houston permanece desde hace tiempo hundida en una profunda crisis ocasionada por su adicción a los narcóticos.

Aunque la referida alusión a la horrible tragedia que atraviesa Houston, fue apenas una frase dentro de un lacónico párrafo noticioso, el asunto se me clavó en la memoria como un dardo afilado y doloroso que hizo afluir a mi conciencia algunas preguntas inquietantes. ¿Por qué una artista de voz personalísima llena de matices y flexibilidad como la de la Houston, cae abatida ante un vicio tan infernal como el consumo de drogas? ¿Por qué una figura mimada por la diosa fortuna que le proveyó a manos llenas riqueza, fama, reconocimiento mundial y la devoción fanática de una de esas tribus contemporáneas llamadas fans, arruina su salud, su carrera y su vida, que se presume feliz, muy feliz, cayendo en las siniestras redes que la han arrastrado a un tormentoso pozo de pesadillas?

Recordé asimismo otros casos de celebridades heridas por la desdicha en la cúspide de sus riquezas y fama, como el legendario Marlon Brandon, autoexiliado durante su vejez en su isla personal desde donde rechazaba cualquier contacto con candilejas y flashes, o Cristina, una de las hijas del multimillonario Onassis, quien se suicidó pese al profuso resplandor del oro y fasto que la rodeaba; y pensando estas cosas me surgió la pregunta más desconcertante y sobrecogedora, ¿qué ocasiona el atroz eclipse de estas luminarias? ¿Qué insondable infelicidad los asalta en sus destellantes ámbitos de gloria y bienestar haciéndolos precipitar a abismos de melancolía, depresión y hastío, a pesar de contar con los lujos y privilegios por los que tantos sacrificarían tanto?

Ciertamente, estas inquietantes preguntas para las cuales presumo que muchos lectores tendrán infinidad de respuestas posibles, me taladran el corazón y el intelecto, sobre todo en estos tiempos en que el dinero, el reconocimiento social y el poder político funcionan como poderosos estimulantes para multitud de gente común y corriente que arriesga rutinariamente su tranquilidad, su bienestar físico y mental, sus valores espirituales y hasta sus propias vidas, únicas e irrepetibles, tras la búsqueda de esos seductores estadios de prosperidad y fama, que una vez alcanzados por personalidades artísticas como Whitney Houston y muchas estrellas más de la política, el deporte, los negocios y la belleza, no los libran de ese misterioso e inasible tormento vital que los induce a huir en brazos de la droga, la soledad o la muerte de sus espléndidas y fabulosas realidades.

Personalmente confieso no tener respuesta, no entiendo el por qué personalidades poseedoras de envidiables talentos artísticos, belleza alucinante, caudales incontables y poder sobre millones de ciudadanos el paraíso tan soñado por nosotros, gente común y cotidiana. No obstante sé, como lo supo el gran poeta César Vallejo que «hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé».

Valdemar70@hotmail.com

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