Oyendo radio 
Destino del canto lírico

Oyendo radio  <BR><STRONG>Destino del canto lírico </STRONG>

POR EDGAR REYES TEJEDA
Hace algunas noches tuve la magnífica oportunidad de presenciar un concierto de la agrupación de cantantes líricos de Bellas Artes, que tuvo lugar en el templo de la parroquia San Antonio de Padua, en mi natal Monte Plata, dentro de las festividades en honor a nuestro santo tutelar. 

Tras el estupendo espectáculo, que incluyó arias de reconocidas óperas, canciones románticas y aires folclóricos nacionales que fueron retribuidos con aplausos de inusual efusividad por el público monteplatense; tuve la ocasión de participar en una distendida e instructiva tertulia con las y los artistas de la llamada música clásica.

Les solicité sus puntos de vista sobre la trepidante proliferación del reggaetón y la bachata y el consecuente éxito económico de sus intérpretes; en torno a lo cual no mostraron dureza ni psicorigidez en sus opiniones, sino que dieron claras notaciones de entender ese fenómeno de la contemporaneidad artística dominicana.

Dijeron comprender que los empresarios de la industria de la música y el espectáculo prefieren divulgar y respaldar voluminosamente estas expresiones, porque su facilidad de propagación y pegada en los públicos multitudinarios le reditúan rápidos y abundantes beneficios, e incluso hubo entre ellos quien llegó a manifestar que la preeminencia y rentabilidad de la bachata es, de alguna manera, un triunfo socioeconómico de sus cultores, aunque aclaró que a su parecer, la historia de este ritmo tiene dos etapas claramente diferenciadas: el de la bachata romántica interpretada por trovadores auténticos como José Manuel Calderón, Ramón Torres o Leonardo Paniagua, y la de los nuevos bachateros que han crecido como hongos después de la lluvia tras el boom comercial del género.

Al recordarles una reciente declaración de la profesora Marianela Sánchez en el sentido de que los estudiantes de canto preferían crecientemente optar por el ámbito popular desechando el lírico, pese a tener grandes condiciones para interpretar este último; refirieron que en efecto, esto está sucediendo porque el arte lírico requiere muchos conocimientos, entrenamientos y ejercicios y no goza de un público cuantitativamente significativo; en tanto que los géneros populares atraen multitudes que garantizan su éxito financiero.

Luego de despedirme de estos artistas y personas maravillosas que se han consagrado con afán y esmero al cultivo de su pasión vital por el canto lírico, desdeñando en este empeño el bienestar material y la fama de que disfrutan sus colegas de la música popular; me quedé cavilando sobre el destino futuro de la música lírica en nuestro país en virtud de que si las glorias de este arte van eclipsándose y desapareciendo por obvias razones biológicas mientras que los jóvenes que por sus cualidades podrían reemplazarlos no se interesan por las escasas remuneraciones que en este ámbito se ofrecen, ¿qué pasará entonces con el canto lírico dominicano?

Queda en la responsabilidad de las autoridades culturales y la parte del sector privado que suele promover el arte la respuesta a esta interrogante.

valdemar70@hotmail.com

Publicaciones Relacionadas

Más leídas