Oyendo radio 
La competencia

Oyendo radio  <BR><STRONG>La competencia</STRONG>

POR EDGAR REYES TEJEDA
Basta con sólo escuchar los reiterados y frecuentes anuncios radiales de las telefónicas para darse cuenta de la intensa, casi feroz competencia que se produce actualmente en este sector.

En efecto, abundan y hasta saturan los comerciales en que las empresas de comunicación existentes en el mercado ofrecen ventajas de nitidez en sus señales, conteo por segundos y nada de redondeo, amén de supuestos planes maravillosos en que el usuario ahorra dinero y obtiene múltiples facilidades de comunicación en sus llamadas de celular a celular y de largas distancias nacionales e internacionales.

Bien entendida y aplicada la competencia es un factor positivo, pues estimula buenas ofertas y descuentos que redundan en beneficios para los usuarios, además de que incrementan sustanciosamente la colocación publicitaria respaldando por tanto a los medios de comunicación.

Sin embargo, los altos niveles o incluso el paroxismo competitivo puede llevar a los competidores a prácticas insanas como la publicidad engañosa, por ejemplo; actividad esta que aunque está penada en la legislación dominicana adolece como tantas otras leyes vigentes en la nación, de organismos activos o suficientes que fiscalicen su cumplimiento y apliquen los castigos de rigor.

El Quijote

Una de estas tardes de sábado escuché a través de la emisora de amplitud modulada de la CERTV, que creo se llama Radio Patria, uno de esos interesantes programas que la radio española distribuye como cooperación cultural entre distintas emisoras y productores radiales de América Latina.

Ante todo quiero lamentar la escasez de este tipo de transmisiones en nuestra radiodifusión cotidiana y el hecho de que las mismas se difundan casi como rellenos en las programaciones de emisoras de A.M., frecuencia que por su pobre calidad de sonido posee una radioaudiencia muy limitada y en descenso.

De otra parte les refiero que en uno de los segmentos del citado programa de intercambios culturales, el cual dicho sea de paso se transmitió tardíamente, pues fue producido en España en el 2005; el ensayista y catedrático universitario José Antonio Marina desaconsejaba la imposición obligatoria de la lectura de El Quijote y otros clásicos a los estudiantes de secundaria, alegando para justificar su opinión que este tipo de lectura tan seria aburre a los jóvenes y en vez de incentivarlos, los desestimula.

Con el respeto que me merece la lucidez y erudición de este gran filósofo y educador contemporáneo, al menos en lo relativo al Quijote disiento de su punto de vista, ya que me parece uno de los libros más divertidos y graciosos, lo que convierte su lectura en toda una aventura de buen humor y saberes populares.

Lo que resulta conveniente a mi modo de ver es despojar al Quijote de la adustez erudita que le han conferido muchos estudiosos y facilitar a muchos estudiantes el disfrute en cuerpo y alma del visionario enderezador de entuertos y de su no menos hilarante y jocundo escudero Sancho Panza.

valdemar70@hotmail.com

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