Oyendo radio 
Las ondas en el Sur Profundo

Oyendo radio  <BR><STRONG>Las ondas en el Sur Profundo </STRONG>

POR EDGAR REYES TEJEDA
Estuve durante un par de días en el Sur Profundo del país, lo que me dio la oportunidad de escuchar en vertiginosa sucesión distintas emisoras de esa árida pero hospitalaria región.

Escuché las radioemisoras sureñas de a ratos, mientras me desplazaba por carreteras o iba de un lado a otro en la ciudad de San Juan de la Maguana o atravesaba distintos municipios de la provincia Barahona. Debido a la fugacidad de las audiciones no pude tomar un conocimiento exhaustivo sino somero de los contenidos musicales y hablados que proponen a su radioaudiencia los radiodifusores del lejano Sur.

No obstante, percibí que se trata de una radio muy distinta a la que se suele escuchar en el área metropolitana y sus inmediaciones, una oferta musical muy escasa o nulamente permeada por el influjo pernicioso de la payola y en que, cosa impensable en la altamente comercializada radiodifusión de los principales centros poblacionales masivos, todavía coloca las canciones que el público radioyente solicita a los radiolocutores en cabina.

Sobre el ejercicio de la locución en aquellos lugares he de decir que pese a haberlos escuchado sólo de paso, pude oír muestras de estilos engolados y barrocos propios de épocas ya superadas así como usos deplorables de la dicción y la sintaxis castellana.

En resumen, fue una agradable e interesante experiencia la de escuchar a salto de mata emisoras como Suspiro FM, Radio Azua, Santomé FM y otras que mi memoria ingrata no retiene, así como constatar que en ese Sur distante y pobre pero diverso en sus manifestaciones tradicionales y culturales y acogedor como el cálido corazón de su gente existe una radio más apacible y complaciente con su radioaudiencia que la bullanguera y mercurializada radio que desde los centros urbanos nos impone de manera atropellante sus estridentes y a veces esperpénticos contenidos.

Inquietante

Escuché por Radio Francia Internacional, la para mí inquietante información, de que cada verano miles de perros y gatos son abandonados por sus dueños a su suerte, la cual por supuesto, suele ser trágica.

Para muchos, insensibilizados por la violencia cotidiana que nos sirven los medios de comunicación, verbigracia los ataques israelíes al Líbano; la información le resultará poco más que intrascendente. Sin embargo a mí, lo repito, me parece inquietante, oscuramente inquietante, que ciudadanos bien educados, padres y madres de familia que gozan del bienestar y la cultura de una sociedad desarrollada entreguen al abandono, al desamparo, a la previsible muerte a animales mansos, obedientes y cariñosos a los que acogieron en sus hogares como parte de su familia, que reduzcan a la categoría de objetos desechables a seres inofensivos que durmieron sobre sus alfombras, jugaron con sus niños o les acompañaron amablemente durante meses o años.

Ante noticias así me pregunto con un vago pavor ¿hacia donde va el corazón del género humano?

Valdemar70@hotmail.com

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