Ozoria dice males sociales en RD no tienen la última palabra

Ozoria dice males sociales en RD no tienen la última palabra

El Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, dijo ayer que la “cultura de muerte” expresada en la corrupción, la impunidad y la delincuencia “no tiene la última palabra” y los cristianos deben vivir la Resurrección de Jesucristo con el optimismo de que se podrá cambiar a una sociedad nueva.
Al pronunciar la homilía en la Misa por la Pascua de Resurrección el religioso reflexionó en que, en Cristo, la muerte no tuvo la última palabra, si no la vida.
Ante una iglesia abarrotada de feligreses, el prelado expresó que se viven tiempos difíciles y con muchas señales de muerte.
“Frente a esa cultura de muerte, nosotros tenemos que vivir la alegría y el gozo de la vida: la resurrección. Para eso resucitó Cristo, para que todos sus seguidores vivan una vida plena y que en esa cultura de muerte, llámese toda la delincuencia que hay, todos los problemas, toda la corrupción que hay, todo eso de la impunidad, que en toda esa cultura de muerte, nosotros los cristianos podamos decir que esa muerte no tiene la última palabra”, expresó.
Dijo que los cristianos, viviendo la fe en Jesucristo resucitado tienen que asumir lo señalado y por ello deben vivir la alegría y el gozo de la vida… “porque todo lo que vemos mal en la sociedad podrá cambiar, lo podremos cambiar a una sociedad nueva, a una vida nueva”, indicó.
Monseñor expresó que la Resurrección de Jesucristo indica que no debe existir nada de pesimismo, nada de desesperanza, nada de negativismo, porque lo cambia todo.
“Nosotros tenemos que dar ese testimonio, empezando por la familia nuestra. Dando testimonio de esa alegría de ese gozo y de esa esperanza. Vivamos con esperanza, aunque las condiciones sean negativas, vivamos el optimismo de la resurrección de Cristo”, concluyó.
El religioso pronunció la homilía en la misa que pone fin a las actividades con motivo de la Semana Santa.
En el desarrollo de la misa se produjo la bendición de las aguas y el arzobispo asperjó con agua a los presentes en señal de su renovación cristiana, en la tradicional celebración de la Iglesia Católica.

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