Pedro Pablo Kuczynski, a la derecha, se sienta junto al presidente del Congreso Nacional, Luis Galarreta, mientras habla en Lima, el jueves 21 de diciembre de 2017. Kuczynski enfrenta un proceso de destitución tras revelaciones de que su empresa de consultoría privada recibió dinero de Odebrecht.
LIMA.— El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, sobrevivió el jueves por escasos votos a ser destituido por el Parlamento luego de que se le acusara de ocultar sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht, lo que generó la mayor inestabilidad política en el país en el siglo XXI.
Con 79 votos a favor de la remoción, 19 en contra y 21 abstenciones, el gobierno se salvó de la más dura amenaza en lo que va de su gobierno que le impuso el poderoso partido opositor Fuerza Popular, dirigido por su rival Keiko Fujimori, quien perdió las elecciones presidenciales de 2016 y desde entonces mantiene pésimas relaciones con el ejecutivo.
Se necesitaban 87 votos para destituir a Kuczynski por “incapacidad moral permanente”, un número que los opositores no lograron alcanzar pese a aliarse con algunos legisladores independientes. Algunos de sus ministros y los 17 legisladores oficialistas, la bancada más diminuta desde 1995, saltaron de alegría y se abrazaron en el parlamento.
Kuczynski salió al balcón de su casa en el barrio más rico de Lima, saludó a sus vecinos y algunas decenas de simpatizantes. Poco antes escribió en su cuenta de Twitter: “Peruanos. Mañana empieza un nuevo capítulo en nuestra historia: reconciliación y reconstrucción de nuestro país. Una sola fuerza, un solo Perú“.
El analista político Carlos Torres dijo a la radio local RPP que a los 79 años “la vida le está dando a Kuczynski una nueva oportunidad…es un hombre de edad avanzada, es momento para que él tome el timón y para que encargue a un nuevo gabinete de ancha base”.
El intento de Fuerza Popular fracasó luego de que nueve parlamentarios de ese grupo, incluido el legislador Kenji Fujimori, hermano de Keiko, se abstuvieron de votar.
El desacuerdo forma parte de las disputas internas entre Keiko y Kenji, la hija mayor y el hijo menor del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, quien fue el último presidente peruano destituido a fines de 2000 “por incapacidad moral”, removido por el Parlamento luego de fugarse a Japón acosado por los escándalos de corrupción de su gobierno (1990-2000).
Cecilia Chacón, legisladora leal a Keiko, dijo a la prensa que los nueve legisladores de Fuerza Popular se abstuvieron de votar porque el gobierno les prometió liberar al encarcelado expresidente Fujimori, quien cumple 25 años de prisión por asesinato y corrupción.
El gobierno negó tal posibilidad horas antes de la votación, aunque Kuczynski dijo en julio que antes de finalizar 2017 decidirá si excarcela al exmandatario luego de que reciba un informe sobre su salud. En la mañana se conoció que el encarcelado Fujimori pidió una reducción de su pena.
El Parlamento unicameral de Perú mantuvo un debate de más de 10 horas que puso en peligro la continuidad de Kuczynski, acusado de ocultar sus vínculos con Odebrecht.
Los congresistas de Fuerza Popular, caracterizados por su disciplinar al votar, afirmaban que, si bien no podían condenar al presidente por un delito porque eso corresponde a los jueces, sí podían destituirlo en un juicio político tras acusarlo de “incapacidad moral permanente”.
Dos representantes de la OEA, el uruguayo Jean Michel Arrighi y el argentino Gustavo Cinosi, visitaron el Parlamento para elaborar un informe sobre la situación peruana.
Por la mañana, el presidente _acompañado de su esposa y su único hermano_ exhortó a la oposición parlamentaria para que actuara con sensatez. Antes de retirarse y luego de la defensa esgrimida por su abogado Alberto Borea, Kuczynski tomó el micrófono y sostuvo que nunca ha recibido un soborno y que siempre ha sido una persona honesta.
Borea, constitucionalista y exparlamentario, dijo a los legisladores que primero deberían investigar al presidente y, si se determina que es culpable, entonces proceder a castigarlo.
“No se puede decir ‘yo te fusilo’ y después ‘cuáles son tus descargos’. Eso no es debido proceso”, dijo Borea mientras miraba al mandatario, sentado a su lado.
Kuczynski enfrentó un proceso de remoción apenas ocho días después de que una pesquisa encabezada por la oposición revelara documentos que muestran que Odebrecht pagó 782.000 dólares a Westfield Capital, la consultora privada del presidente hace más de una década por asesorías financieras. Algunos de los pagos a su firma privada coinciden con el tiempo en que Kuczynski era ministro de Economía y primer ministro del gobierno del entonces presidente Alejandro Toledo (2001-2006).
Kuczynski no ha sido juzgado pero está bajo una investigación fiscal que lo interrogará la próxima semana acerca de su consultora.
Tras negarlo repetidas veces, Kuczynski recién admitió el domingo que ganó “algo de dinero” con Westfield Capital, pero señaló que durante esa época no dirigió su empresa sino que delegó sus funciones en el director de la firma, el chileno Gerardo Sepúlveda. Odebrecht dijo en una carta que trató exclusivamente con Sepúlveda y que las transacciones con la empresa de Kuczynski fueron legales, están contabilizadas y no forman parte de ninguna pesquisa por corrupción.
La tormenta de escándalos de corrupción sembrada por Odebrecht en Latinoamérica ha salpicado a todos los mandatarios peruanos a partir del 2000.
Los efectos de Odebrecht han derivado en una orden de captura internacional contra Toledo, una investigación por sobornos a Alan García (2006-2011) y la prisión provisional de Ollanta Humala (2011-2016). La fiscalía también investiga a la exalcaldesa izquierdista de Lima, Susana Villarán, y a la propia Keiko Fujimori.