Una gran lección de vida nos ha enseñado Pablo Pineda. Su trayectoria nos hace entender que con las limitaciones no se nace, sino que es uno mismo quien se las pone durante el desarrollo de la vida.

Pablo Pineda nació con síndrome de Down, pero hoy en día es un reconocido conferencista español que va por todo el mundo llevando un mensaje de esperanza, de que “sí, se puede”. Pablo, de 39 años, el primer europeo con síndrome de Down en terminar una carrera universitaria, hizo un diplomado en Magisterio.

Su vida, sus inquietudes y sus sueños los compartió durante una visita el pasado lunes al periódico HOY, donde conversó por hora y media con ejecutivos del área administrativa, el director del diario, Bienvenido Álvarez Vega, y la editora en jefe de Rostros, Vivir y Alegría, Jacqueline Ventura.

Para Pablo, el tener síndrome de Down es una condición genética, no una enfermedad. Dice que a medida que se les otorga oportunidades laborales a las personas con esta condición, queda demostrado que son capaces y que merecen ser integradas a la sociedad.

Es por esto que desde 2010 trabaja con la Fundación Adecco en España, llevando a cabo tareas de sensibilización y formación para el público empresarial y la sociedad en general. En Málaga, donde reside, trabajó en el Ayuntamiento de la ciudad como preparador laboral de personas con discapacidad.

Este talentoso hombre, además participó en la película “Yo, también”, su papel como licenciado universitario con síndrome de Down lo llevó a ser galardonado con la Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en 2009.

Al hablar de su niñez, contó que sus padres siempre lo trataron igual que a sus hermanos, nunca le pusieron límites, al contrario fomentaron su curiosidad.

Pablo es el más pequeño de cuatro hermanos, y al igual que a ellos, su padre le enseñó a leer a los cuatro años de edad.

Al preguntársele sobre su vida afectiva, Pablo manifestó que sueña con tener una familia, ya que al igual que todo ser humano tiene sentimientos y necesidades fisiológicas. Confesó que se ha enamorado, pero no ha sido correspondido.