Pacientes que van de noche al Gautier están en total orfandad

Pacientes que van de  noche al Gautier están en total orfandad

La orfandad y la carencia que tienen hospitales dominicanos se ponen al descubierto durante las noches, cuando todo parece complicarse para resolver un problema de salud.

Emergencias como la del Salvador B. Gautier, el más emblemático centro del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), son como depósitos de enfermos graves o moribundos.

Nadie se entiende, pues todos hablan a la vez, los médicos y las enfermeras vociferan, una seguridad amenazante y los pacientes reclaman atención o se acostumbran a lo que encuentran como cuidado a su salud.

Impresionante. La escena puede ser común en cualquier hospital dominicano, pero en el Gautier falta todo; no hay tomógrafo en un centro que recibe accidentados y tiene una residencia de ortopedia. Los médicos en formación trabajan sin supervisión y los enfermos reciben maltrato verbal.

Analíticas simples no se resuelven en el Gautier, los pacientes son enviados al Hospital General de la Plaza de la Salud, a Cedimat y a clínicas privadas.

Pacientes graves deben ser trasladados a centros privados, porque el hospital no tiene tampoco resonancia magnética y faltan numerosas pruebas de laboratorio.

Por las noches, el control riguroso que requiere una emergencia desaparece y la humanización hacia el paciente escasea.

El Gautier es un hospital convertido en un cascarón, la sala de cuidados intensivos carece de equipos necesarios para salvar vidas, pero tiene un letrero que afirma, “cuidados intensivos”. En la madrugada y a media noche el centro es zona de nadie. Los familiares de pacientes buscan sábanas y en cualquier rincón hacen su cama para descansar de un largo día de ajetreos médicos.

En el centro se puede ver todo un panorama, médicos con evidente deshumanización, pero otros que tratan de diferenciarse y duplicar los esfuerzos por salvar vidas de pacientes.

Los perros se apoderan del papel de la seguridad, sus ladridos espantan a los delincuentes que pueden azotar al centro durante las noches oscuras.

 

 

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