Pacto, oportunidades, ciencia y contenido

Pacto, oportunidades, ciencia y contenido

En el libro Aprendizaje y Desarrollo Profesional Docente, publicado en España por la Fundación Santillana, leímos que la capacitación docente, entendida ésta como la aptitud del maestro de hacer que sus alumnos aprendan, ha sido señalada en documentos sobre programas de reforma de la educación de muchos países del mundo como la variable que más afecta el nivel de aprendizaje de los estudiantes y como un factor de gran relevancia en los resultados de las evaluaciones que se llevan a cabo en el ámbito internacional. Esto supone que, para desempeñarse bien en las aulas de clase y en los laboratorios, los profesores deben de disponer de un conjunto de cualidades compatibles con las exigencias de sus delicadas funciones. Al parecer, la mayoría de los gestores y dirigentes magisteriales de aquí profesan esas ideas. Digo esto porque en múltiples ocasiones he escuchado de labios de colegas afirmar que la calidad de la educación de un país no es superior a la calidad de su profesorado; también, proclamar a los cuatro vientos que si los alumnos no consiguen aprender es porque los profesores no están suficientemente preparados para enseñarles.

Nos preocupa a todos el hecho cuasi consumado de que el tema de la formación y capacitación docente no figure en el Pacto.

En otro escenario, concretamente, durante su participación en el espacio de entrevistas del periódico Diario Libre, la señora Elena Viyella de Paliza, presidenta de Educa (de Acción Empresarial por la Educación, por si alguien quiere el nombre completo) afirmó que “se debieron incluir en el consenso del Pacto el dominio de los contenidos y que no fuera solamente en las facultades de Educación que se trabajara con los maestros. “En otros países (continuamos citando a la prestante dama) hemos visto cómo ingenieros enseñan matemáticas porque dominan bien las matemáticas, entonces es una alternativa, sobre todo a nivel de educación superior, que no es que no se pueda hacer, sencillamente que no se pactó pero entendíamos que sería importante que ocurra”. Nos vamos a permitir aclararle a la señora Villeya que eso que ella propone, aquí se han venido haciendo desde mediados del siglo pasado hasta nuestros días; que en la UASD, PUCMM, UNPHU, y en otras universidades del país, son ingenieros y matemáticos de los departamentos correspondientes quienes enseñan ciencias exactas a los estudiantes de la carrera de educación; y, por último, recordarle que la causa del desacuerdo entre los participantes en la fase de concreción y discusión del Pacto, en relación con la propuesta de formación y capacitación de maestros, no residió en quienes enseñan sino en cuáles serían las instancias universitarias más llamadas a gerenciar las carreras de educación en sus diferentes menciones. Mientras los de la UASD, secundados por los de la Asociación Dominicana de Profesores, Foro Ciudadano, y la Confederación Sindical, entre otros, sosteníamos que las facultades, departamentos o escuelas de educación son los organismos llamados a hacerlo, los del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, secundados por los de unas que otras universidades privadas, y por los de Educa, planteaban justamente lo contrario, que los departamentos de química, física, matemáticas y biología fueran los que administraran las carreras docentes y que otorgaran los títulos correspondientes; también, que se procediera a desmembrar las facultades, escuelas y departamentos de educación de las universidades. Para nosotros, esto que vosotros estáis proponiendo constituye un vivo ejemplo de lo que no debe hacerse.

A la presidenta de Educa le satisfizo el hecho de que el Pacto contemple el evaluar y estudiar las necesidades del mercado laboral, para que los jóvenes se preparen en las universidades orientados hacia esas necesidades y puedan conseguir trabajo. Eso está muy bien; pero, las universidades, las públicas sobre todo, además de ésa, tienen otras misiones y tareas que cumplir; están obligadas a ser interactivas, visionarias, actoras, y no simples espectadoras a la distancia del devenir de los grandes acontecimientos. A la señora Viyella debió llamarle mucho la atención el hecho de que los egresados de universidades localizadas en la tierra prometida –nos referimos a los Estados Unidos- “acaban en puestos de bajos salarios a tiempo parcial porque es más difícil encontrar trabajos adecuados a su nivel educativo”. Algo parecido está sucediendo aquí. Continuará.

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