Padre e hijo, unidos con entereza y dignidad contra el sicariato

Padre e hijo, unidos con entereza y dignidad contra el sicariato

Nada de miedo, nada de indiferencia, nada de complicidad con la criminalidad. Solamente tenemos un país nuestro, aquí donde vivimos, y este es el que tenemos que hacer habitable con seguridad para todos y todas, y rechazar la criminalidad venga de dónde venga.

Con esta elocuente expresión, que resume el compromiso de un ciudadano comprometido con la defensa de su familia y del derecho de toda persona a vivir en paz y con seguridad, el jurista Negro Veras ha dado un ejemplo digno de emular en una sociedad que debe fortalecer su quehacer en valores y principios.

La firmeza y el estoicismo con que se ha conducido desde que su hijo Jordi fue víctima de una perversa trama criminal, en venganza por haber asistido profesionalmente como abogado a una dama, no sorprende a quienes conocen y aprecian su rectilínea trayectoria de hombre público.

Su identificación con la defensa de la libertad, la democracia y los mejores valores nacionales se remonta a los días en que arriesgó su vida para luchar junto a un grupo de patriotas contra la tiranía trujillista, en la valiente rebeldía de los “panfleteros”.

Tanto Negro como Jordi han tenido que soportar momentos sumamente trastornadores, ya que con la finalidad de contaminar la investigación y confundir a la opinión pública, en su momento se propaló la especie de que el móvil del atentado al comunicador había sido pasional.

Como abogado de profesión y con experiencia e incidencia en el área penal, sabía que no resultaría fácil descubrir a los sicarios que actuaron por encargo contra la vida de Jordi.

Sin embargo, su lucha no fue en vano y por eso sostiene, con toda propiedad, que la verdad camina sola, que el tiempo fue su mejor aliado y que la mentira fue derrotada. Gracias a las investigaciones y el apoyo de la opinión pública, los participantes en la trama criminal fueron finalmente sentados en el banquillo de los acusados.

Negro Veras confía que el doloroso episodio que ha vivido junto a su familia sirva como reflexión al pueblo, que todavía está a tiempo para hacerle frente con éxito al sicariato, y rechazar la criminalidad contra cualquier habitante de esta tierra, sin importar color, o ubicación social.

En lugar de actuar como proceden algunos, tomando la justicia en sus manos con los linchamientos, de forma paciente aguarda el final del proceso judicial, como esperó, sin desesperarse, que se hiciera la investigación, sin presionar ni al Ministerio Público ni a los investigadores policiales.

El reputado jurista santiagués dio otro admirable ejemplo al rechazar actuar por la libre, ojo por ojo, diente por diente, porque con semejante proceder mandaría un mensaje negativo a las presentes y futura generaciones que son las que tienen como misión y compromiso histórico de construir un nuevo país, con instituciones confiables y sólidas.

A pesar de haber sido víctima del sicariato, la familia de Jordi no alberga temor ni odio, pero tampoco está indiferente. Se mantiene alerta y, como siempre, unida, en espera de la decisión de los tribunales. Una postura compartida por todos aquellos que aspiramos a que se logre detener el avance de la criminalidad.

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