LLENNIS JIMÉNEZ
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El diácono Peter Garrido expresa que el clamor de Jesús al morir es propicio para proclamar que la familia dominicana está sumergida en una crisis de valores, debido a la violencia. Garrido, adscrito a la parroquia San José de Calasanz de Arroyo Hondo, puso en las manos de Dios la vida de tantas mujeres heroínas pero anóminas. Encomendó en Jesús la salud de este pueblo, por no tener total acceso a los servicios básicos, y a los trabajadores que reciben salarios inferioriores a lo merecido. Valoró que la última oración de Jesús fuera al padre que lo escucharía.