Padre-padrastro-padrino

Padre-padrastro-padrino

El ‘buen padre’, imagen ampliamente difundida por las sociedades de consumo, es la de ‘proveedor’: aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar. Para que no les falte nada a los hijos, trabaja jornadas dobles y aun los fines de semana. El padre no logra satisfacer las necesidades presentes, cuando ya le han sido creadas otras. Así se desgasta febrilmente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia única de ver crecer a los hijos.

Los padres que han logrado vencer las tradiciones patrimoniales de ser meros proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de “una nueva dimensión en la convivencia familiar”.

Ser PADRE es, en un contexto biológico, aquel ser de sexo masculino que ha tenido descendencia. Un padre lo es respecto de sus hijos. Sin embargo, ser PADRASTRO, es ocupar esa posición de esposo de la madre respecto de los hijos tenidos por ella en un matrimonio anterior. No es un papel fácil y muchos hombres ni siquiera se lo plantean. Pero en una sociedad en la que entre el 50 y el 60 por ciento de los matrimonios terminan en divorcio, la figura del padrastro es cada vez más frecuente y es una pieza clave de la familia moderna. Estos padres voluntarios se enfrentan día a día a la difícil tarea de criar hijos ajenos.

A diferencia de estos, el PADRINO es una figura principalmente de las religiones cristianas, que asiste a otra persona en ciertos sacramentos. Es un vínculo afectivo y un compromiso emocional que se acepta con el corazón, y desde el momento que lo acepta ya se siente responsable a velar por su ahijado/a en caso de ser necesario. Legalmente este rol no tiene ningún valor jurídico; no significa más que eclesiásticamente comprometerse a educar a su ahijado/a en la fe y enseñanzas de la Iglesia Católica; es un compromiso con dios como padre de fe, velando por el ahijado en caso que fallen los padres (no necesariamente muertos).

Es importante señalar, que esta relación de paternidad al que nos referimos como Padre, como Padrastro o como Padrino, es de suma importancia: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional.

Como bien dicen: “Ser padre significa colaborar en la formación de una persona (apoyándolo en las dimensiones física, psicológica, social y espiritual de un niño). El temor a equivocarse bajo este rol de la paternidad provoca mucha ansiedad. No existen recetas, sino buenas orientaciones y el interés genuino por educar a nuestros hijos, hijastros y/o ahijados”.

Por eso, siempre será meritorio celebrar con alegría y orgullo, un ¡Feliz Día de los Padres!

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