Para los cristianos la Navidad representa la luz en medio de la oscuridad, es una celebración de esa luz que Jesús le regaló al mundo, que muestra el camino hacia la verdad y la felicidad.
La Natividad tiene su origen en una mezcla de tradiciones antiguas, aunque no hay consenso absoluto sobre los detalles precisos, se puede trazar una conexión con Las Saturnales y Sol Invictus.
Eran celebraciones paganas en la antigua Roma en honor al dios Saturno que se realizaban a mediados de diciembre con actividades festivas que coincidían con el solsticio de invierno, el momento más sombrío del año, caracterizado por amaneceres tardíos y atardeceres tempranos.
En este período, se celebraba el renacimiento simbólico del Sol, marcando el retorno gradual de la luz en medio de la oscuridad invernal.
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Es importante destacar que todas las celebraciones alrededor de la Navidad están relacionadas con las luces, ya sea en forma de fogata, luces navideñas o los tradicionales arbolitos. “Siempre la Navidad se relaciona con la luz porque el origen pagano se relaciona con el sol. Para nosotros, Jesús es la luz del mundo y la esencia de la celebración de la Navidad, en cuanto a lo litúrgico, está concentrada en celebrar el misterio de la encarnación”, afirmó el Padre Rafael Santana, director del Centro de Investigación y Ciencias de la Familia de la Universidad Católica de Santo Domingo.
No es casualidad que, en estos días de fiestas, las casas, edificios, calles y plazas se llenen de brillantes y coloridas luces navideñas que hacen que muchos corazones se colmen de nuevas ilusiones y esperanza.
De acuerdo con el Padre Santana todas las culturas alrededor de la Navidad tienen presente la luz, aunque su origen es pagano, esas luces tienen una simbología. “El hecho de que la Navidad se celebre en el corazón del invierno, aunque aquí casi no se percibe esa diferencia, pero en Europa y el norte de Palestina el frío de invierno invita a encender fogatas o chimeneas para contrarrestar un poco ese invierno”.
Para la Iglesia Católica el Adviento es tiempo de penitencia y reflexión, ese es el sentido del color morado en los trajes de los sacerdotes en las misas. “En este Tiempo de Adviento las liturgias invitan a sus feligreses a prepararse para recibir el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre con un corazón más agradecido, humilde y sensible a las necesidades del prójimo”.
En ese sentido, el Padre Santana proclama que este es el momento para espiritualmente conectar con ese gran encuentro con el Señor.
Es reiterativo al afirmar que la Navidad no es centrarse en cuánto se pueda gastar en regalos y comida. “Porque lo que se celebra es el nacimiento de Jesús, con un origen modesto y humilde,
Luz en medio de la luz de la oscuridad
Durante toda la Navidad la iglesia se une en una sola voz para que cada persona pueda ser luz desde su interior. “Hacer esa analogía de que esas luces que ponemos en nuestras casas, con hermosos adornos y arbolitos no se queden en el exterior, sino que esa sea un faro que pueda iluminar con buenas acciones”.
Explica que para poder ser luz en medio de la oscuridad se tiene que practicar con el perdón, el amor, la humildad y la honestidad. “Esto nos hace sentir iluminados e iluminar a otros, entonces se cumpliría la palabra de que lámpara para mis pasos es tu palabra Señor y luz en mi sendero”.
Tradiciones que se conservan
Justo a la medianoche del 24 de diciembre se celebra en todas las iglesias católicas del mundo “La Misa del Gallo”, una ceremonia litúrgica que conmemora el nacimiento de Jesucristo que simbolizando la esperanza y la luz.
La elección de la medianoche para esta celebración no es casualidad, se dice que Jesús nació en la oscuridad de la noche, y esta liturgia busca recordar a los fieles el simbolismo de la luz que irrumpió en la tiniebla con el advenimiento del Salvador.
“La Misa del Gallo” tiene raíces históricas y simbólicas, según la tradición cristiana, el gallo es considerado un símbolo de vigilancia y anunciador del nuevo día. Se dice que el gallo canta al amanecer, marcando el inicio de la luz después de la oscuridad de la noche.