JUNCALITO. La impotencia y la decepción parecen combinarse entre todos los que de alguna manera estarían afectados por las supuestas violaciones sexuales a menores en este poblado a manos del sacerdote polaco Alberto Gil. Ahora con un nuevo ingrediente, el temor de que el cura, en busca de impunidad, se comunique con ellos y los amenace.

Nelly Altagracia Abreu y Ramón Alcedo Peralta, los padres de uno de los menores, supuesta víctima de Gil, confesaron el infierno emocional que viven a causa de este hecho que involucra a más de 180 monaguillos de las comunidades circundantes. Contaron sentirse destruidos moralmente, por haber dejado a merced del cura su hijo menor y no darle el debido cuidado y protegerlo, y sobre todo el temor de que por alguna vía Gil se comunique con el menor o con otros menores y los acose desde la distancia con amenazas u otras acciones.

“Tengo miedo de darle un celular a mi hijo, porque no se sabe a capacidad el grado de maldad del padre. Yo estoy ahora celoso de mi hijo, y no me da vergüenza decir que me culpo por no protegerlo y dirigirlo con más vigilancia. Yo pensaba que eso nunca podría pasar en la iglesia”, dijo Ramón Alcedo Peralta. Indicó que de un tiempo a esta parte, gracias a la ayuda sicológica que han recibido de la fiscalía de Santiago, está cuidando más a su hijo, a tal punto que lo apoya y trata de que nadie se burle de él.