Tiendas de la Av. Duarte se encuentra abarrotadas por el regreso a clase. Tienda La Gran Vía: Sara Matos, Franklin Rosario, Somaira Guerrero, Franklin Batista, Mayelin Giménez. Librería El Moreno: Carlos José Heredia, propietario, German Hernández. Hoy/ Arlenis Castillo/18/08/19.
Ante el inicio del año escolar hoy, los centros comerciales de venta de útiles escolares estaban ayer abarrotados de padres que trataban de obtener los materiales que sus hijos necesitarán para este período lectivo. El precio de dichos utensilios y el tiempo disponible siguen siendo los mayores obstáculos en esta jornada de compras para las familias que desean ver a sus niños transitar adecuadamente por los senderos de la educación.
Desde tempranas horas de la mañana se podía observar a madres, en algunas ocasiones acompañadas de sus esposos, chequeando libros, cuadernos, mochilas, lápices y zapatos escolares en los negocios y alrededores de la popular avenida Duarte. Muchas de ellas coincidían en que los libros de texto son los útiles más “incómodos” de conseguir, puesto que su venta es exclusiva de ciertos establecimientos y su precio en la mayoría de los casos supera los RD$1,000.
“Los precios de los libros están elevados. Todos los años los suben. El año anterior me tocó comprarlos a más de RD$800 y ahora están casi a RD$1,050. Al final es el mismo libro pero más caro”, manifestó Somaira Moreno, madre de una niña que hoy empieza el quinto de primaria, mientras estaba haciendo fila en una caja registradora.
También se quejó de que en la mayoría de las tiendas solo aparecen libros de materias básicas mientras que los del resto de asignaturas deben ser adquiridos en sitios muy específicos, como en las propias editoras.
Franklin Batista, padre de dos pequeños que asisten a una escuela pública, señaló que el centro educativo le comunicó que iban a proporcionar algunos materiales escolares, pero que no precisaron de qué tipo serían. Pese a ello, dijo, aún no le han entregado nada.
En cambio, Mayelin Jiménez tiene mejores perspectivas de conseguir todo lo que necesita para su hija, la cual asiste a un escuela pública dirigida por monjas, ya que allí existe una iniciativa privada de “una persona que se comprometió a facilitar el acceso a los materiales escolares para las familias menos pudientes”.
Carrera contra el tiempo. Mientras que algunas familias decidieron ir adquiriendo los útiles escolares de poco a poco, desde que las tiendas empezaron a colocarlos en sus góndolas desde el pasado junio, otras se quedaron algo más rezagadas con tal compromiso.
“Ahora es que estamos empezando. Estamos averiguando qué encontramos aquí y luego nos vamos para otro sitio a ver qué conseguimos”, expresó Hermán Hernández cuando estaba junto a sus dos hijos en una librería revisando la sección de clásicos de la literatura universal.
En una condición similar estaba Sarah Matos, quien ayer iba en busca de la mochila, lonchera y cuadernos de su niña, pero iría tras los lápices y libros dentro de dos semanas debido a que los elevados precios no le han permitido obtenerlos todos en una sola compra.
“En verano no hubo oportunidad para comprar los útiles. Ahora estoy esperando unos bonos que el papá de ella me va a dar para yo poder comprar lo que falta”, finalizó.