Simon Kennedy

Los jefes financieros globales están tratando de realzar sus motores económicos afectados por la crisis. Cómo hacerlo, fue el tema de las conversaciones de fin de semana de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional en Washington, mientras los economistas de JPMorgan Chase Co. estiman que la crisis financiera y la subsiguiente recesión mundial hicieron caer la tasa de crecimiento potencial de los países ricos a alrededor del 1,5 por ciento desde el 2 por ciento.

Esta disminución en el límite de velocidad de la tasa de crecimiento en el que se activa la inflación es preocupante, ya que se corre el riesgo de presionar a los bancos centrales a subir los tipos de interés antes de lo que podrían desear. El potencial más débil también perjudica a la capacidad de las empresas para aumentar los beneficios, a los trabajadores para ganar aumentos salariales y a los gobiernos para reducir las deudas.

“Está claro para mí, y no sólo para el FMI, como para muchos otros jugadores de todo el mundo, que hay un verdadero potencial significativo” para ser explotado, dijo Christine Lagarde, directora gerente del FMI, a Tom Keene de Bloomberg Television en Washington.

El debate marca un giro, tras seis años de preocupación sobre cómo estimular la demanda, a considerar cómo mejorar el lado de la oferta de las economías para que puedan manejar la expansión más rápida. Si bien las tasas de crecimiento durante un tiempo pueden exceder el potencial – que está determinado por el crecimiento de la fuerza de trabajo y de la productividad de los trabajadores – no pueden hacerlo por un período prolongado.

El FMI predice que las naciones avanzadas crecerán más rápido que el 2 por ciento este año, por primera vez desde 2010.

 Punto de inflexión. “El impulso al crecimiento que genera empleo y eleva los niveles de vida es ahora la máxima prioridad para la comunidad mundial, y ese enfoque marca un punto de inflexión en la recuperación global”, dijo el secretario del Tesoro de EE.UU., Jacob J. Lew. El ministro de Finanzas de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, dijo que ahora hay “un enfoque en el mediano plazo más que en el corto plazo y una atención mucho mayor en las reformas estructurales”.

El desafío que enfrentan fue ilustrado en una presentación en Washington por Bruce Kasman, economista en jefe de JPMorgan. Sus cálculos muestran que la tasa potencial de las economías desarrolladas es de aproximadamente 5,2 por ciento del producto interno bruto, por debajo de lo que habría sido si la tendencia de 2008 se hubiese mantenido intacta.

En señal de que la demanda sigue siendo débil, la nueva tendencia es todavía de aproximadamente un 4 por ciento del PIB, por encima de los resultados actuales.

Participación laboral. Lo que Kasman llama una “crisis crónica por el lado de la oferta” fue evidente en otros cálculos que mostraron que la proporción de la población en edad de trabajar en puestos de trabajo se ha reducido hasta aproximadamente el 54 por ciento de casi el 56 por ciento antes de la crisis.

La inversión como porcentaje del PIB se ha reducido a alrededor del 20 por ciento desde un 22 por ciento.

Quien ha puesto otro nombre a la perspectiva es el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, quien ha revivido el término “estancamiento secular” como una advertencia de lo que pueden esperar los países ricos si sus gobiernos no invierten más para aumentar la capacidad de sus economías. Los costos de endeudamiento bajos y el desempleo de dos dígitos para los trabajadores de la construcción sugieren que no hay obstáculo para el gasto del gobierno de Estados Unidos en infraestructura, argumenta. “Una economía débil proyecta una sombra sustancial hacia adelante sobre la producción futura y potencial de la economía”, dijo Summers el 1 de abril.

Después de pasar los últimos años abogando estímulo, el FMI también está sintonizando en las debilidades de la oferta. En discursos e informes de la semana pasada, sus funcionarios argumentaron que una tendencia de expansión más débil haría más difícil a los gobiernos restaurar el orden fiscal y que un fracaso para reactivar la inversión o absorber la oferta de trabajadores significaría una debilidad económica permanente.

 Cómo buscar dinero virtual con la electricidad

Jason Clenfield y Pavel Alpeyev

En los cinco años que han pasado desde la creación de bitcoin, su búsqueda ha consumido suficiente electricidad para mantener encendida la Torre Eiffel durante 260 años. La solución de un hombre en relación con las cuentas de las compañías de servicios: la planta de energía familiar.

Alex Wilhelm es un buscador de bitcoin, uno de los miles que usan computadoras para resolver complejos problemas matemáticos y acceder a la moneda digital. El expatriado vive en Tokio y tiene 30 servers a control remoto que buscan oro virtual en una vieja construcción de ladrillo en el campo austríaco. Su padre dona la electricidad, que procede de una turbina hídrica que sobrevivió a un bombardeo de la Segunda Guerra Mundial y que alguna vez alimentó a todo el pueblo de Tattendorf, donde Wilhelm creció.

Si bien la operación es modesta –el rendimiento de este año podría no sumar más de US$12.500-, ilustra un punto básico: la competencia por encontrar ciberdinero ha pasado a utilizar tanta energía, que las cuentas de electricidad ya hacen que en su mayor parte no sea rentable.

“Básicamente, lo que se hace es convertir la electricidad en dinero”, dijo Wilhelm, sentado frente a un monitor de pantalla plana en su estudio de Tokio. “Si el precio de la electricidad sube, las matemáticas dejan de funcionar”.

El ingeniero de software de 30 años recurrió a su computadora y, con algunos comandos del teclado lanzó un recorrido de su mina a medio mundo de distancia. Un video mostró hileras de tableros de circuitos que colgaban como murciélagos de soportes de metal en el interior de una profunda sala de piedra donde jugaba en su infancia.

Al principio no había indicios de cuánto trabajaban las máquinas. Luego subió el volumen. Los ventiladores destinados a enfriar las computadoras hacían tanto ruido que era como estar bajo una cascada.

“Pueden imaginarse lo que es tener algo así en casa. Su esposa no estaría muy contenta”, dijo. “Hace ruido, emite calor y es caro”.

Trotamundos. Es por eso que los buscadores de bitcoin recorren el mundo en busca de los precios más bajos.

Tomemos el caso de Moses Lake, Washington, un pueblo tranquilo en el noroeste del Pacífico donde hay más vacas que personas. Tiene la segunda tarifa de electricidad más barata de los Estados Unidos después de Minot, Dakota del Norte, por lo que podría convertirse en una meca de bitcoin.

Robert Van Kirk planea trasladarse ahí. A 1,7 centavos de dólar por kilovatio hora, la tarifa es de menos de la quinta parte del promedio nacional de 10 centavos de dólar. También está por debajo de los 5 centavos de dólar que Van Kirk y su socio, Damir Kalinkin, pagan ahora en Portland por su emprendimiento, MyRigSpace LLC, que tiene equipos de búsqueda en una vieja granja.

Los socios no son los únicos que aprovechan las tarifas de Moses Lake.
“Llamé a una firma de bienes raíces y les dije que necesitábamos un lugar con mucha electricidad”, dijo Van Kirk, que tiene 24 años, en una conversación telefónica. “Me contestaron: ‘Ah, ¿ustedes están relacionados con bitcoin?’ Me asombró”.