Cuando Xiaomi Corp. de China comenzó a vender teléfonos inteligentes en Singapur este año, cada partida se agotaba en unos minutos. Por eso, cuando la empresa pidió en Facebook que hicieran correr el rumor de que pronto habría disponibles más teléfonos, un admirador no quiso saber nada.

“¿Hacer correr el rumor para que mi amigo compitiera conmigo por comprar un teléfono en menos de 8 minutos?”, escribió Zen Yeo, un director de películas documentales de 31 años. “Me están tomando el pelo”.

Hasta ese punto llega el fervor por Xiaomi. Si bien la empresa con sede en Pekín es poco conocida fuera de Asia, en cuatro años se ha convertido en uno de los máximos competidores en China. El atractivo de Xiaomi: ofrece la tecnología y el estilo de Apple Inc. o Samsung Electronics Co. a menos de la mitad del costo.

Ahora, su fundador Lei Jun, de 44 años, comienza a llevar su fórmula al exterior. Está empezando en mercados con poblaciones chinas como Singapur y ha contratado a Hugo Barra de Google Inc. para encabezar la iniciativa. El objetivo de Lei es quintuplicar las ventas hasta 100 millones de teléfonos en 2015.

“Estamos moviéndonos lo más rápido que podemos”, dijo Barra. “Trabajamos las 24 horas del día con nuestro nuestros socios proveedores y fabricantes para satisfacer la demanda”.

Xiaomi refleja un cambio en la economía china, en la medida que las empresas de tecnología adquieren prominencia equiparándose a empresas estatales en sectores como el petróleo y el carbón. Algunas de las más notorias del país son el portal de Internet Tencent Holdings Ltd., el fabricante de computadoras Lenovo Group Ltd. y Alibaba Group Holding Ltd., la empresa de comercio electrónico que se encamina a una oferta pública inicial multimillonaria en dólares.

Xiaomi constituye un ejemplo de una empresa china que tiene éxito a través de la innovación y la creatividad, características de las que supuestamente carecen.

Los teléfonos de la empresa funcionan, entre otros, con Android, el sistema operativo gratuito de Google y utilizado por Samsung. Lei hace que sus teléfonos se destaquen por un diseño elegante, un software que cada uno puede personalizar y precios a los que sus rivales no llegarán. Ha dicho que, más que ingresos o ganancias, lo que quiere es crear productos que hagan “gritar”.

Si bien el lanzamiento de Singapur fue contundente, Lei debe resolver ahora cómo se trasladará Xiaomi a otros nuevos mercados. Fuera de China, su marca no tiene el perfil de BlackBerry Ltd. y Nokia Oyj, ni hablar de Apple o Samsung.

La tarea resulta doblemente complicada ya que el secreto de Xiaomi para mantener los precios bajos es que no hace publicidad y vende directamente en la Web.

“Online no se compra a desconocidos”, dijo Jeongwen Chiang, presidente del departamento de marketing de la Escuela Internacional de Negocios China Europa en Shanghái. “Tendrán que superar cierta dificultad”.

Lei fundó dos empresas antes de los 30 años, luego de lo cual vendió una a Amazon.com por US$75 millones y está llevando otra, Kingsoft Corp., a su oferta pública inicial. Continúa siendo presidente del desarrollador de software para negocios y juegos con sede en Pekín.

En Xiaomi, que en chino significa mijo, ha desarrollado una empresa exitosa aun cuando las turbulencias del mercado de telefonía móvil golpearon a viejos líderes como Nokia, BlackBerry y Motorola Mobility.

Nueva moda masculina: camisas más ajustadas

Por Cotten Timberlake

En el último decenio, los hombres estadounidenses adoptaron los estilos de camisas ajustadas privilegiados desde hacía tiempo por sus homólogos en Europa y Asia.

Ahora la industria de la moda apuesta a que los varones estadounidenses, motivados por parejas entusiastas y por la difusión de los medios sociales, estén dispuestos a algo más extremo: los cortes extra-ajustados, que pueden llegar a ser hasta 4 pulgadas más estrechos en la cintura y el pecho que las viejas versiones ajustadas comunes.

“Pasamos de tener miedo al corte ajustado a aceptar el corte ajustado y a querer algo más ajustado todavía”, dijo en una entrevista telefónica Paul Trible, cofundador del fabricante de camisas Ledbury Inc. en Richmond, Virginia. “Ha habido un cambio de estilo y actitud en estos cuatro últimos años”.

El sector de camisas de vestir podría utilizar una nueva tendencia para reactivar las ventas estadounidenses que según la firma investigadora NPD Group Inc. cayeron 3 por ciento hasta US$2.800 millones en los 12 meses previos a marzo. Las ventas totales de indumentaria masculina crecieron 0,9 por ciento hasta US$59.800 millones en ese mismo período, dijo la firma.

Hasta fines de los años noventa, los hombres estadounidenses permanecían atados a su minorista tradicional, que mantenía el enfoque de una silueta única para todos en materia de camisas, dijo Trible. Por su parte, los tipos en su mayoría se limitaban a las indicaciones de sus pares inmediatos con respecto a la moda, dijo. En los ochenta y noventa, la moda masculina dio un giro hacia una apariencia de perdedores. Pensemos en las camisas sueltas del ídolo del básquetbol Michael Jordan y las chaquetas amplias de Don Johnson en “Miami Vice”.

La gran reducción comenzó en 2000 con una campaña de los diseñadores de ropa masculina de lujo Hedi Slimane y Thom Browne, dijo Jorge Valls, director de moda masculina de Nordstrom Inc. Empezaron por el traje siguiendo luego proporcionalmente con la camisa de vestir, dijo.

Esa apariencia, un homenaje a los estilos esbeltos de los sesenta, fue adoptada rápidamente por actores, músicos y atletas, como George Clooney, Justin Timberlake, Tom Brady y LeBron James. Los tipos comunes fueron sumándose lentamente, dijo Valls.

Internet ha contribuido a perpetuar el cambio, como lo hicieron las mujeres en las vidas de los hombres, dijo Trible, cuya empresa está desarrollando actualmente versiones extra-ajustadas de sus camisas. “Ahora, al subir online, se ven blogs, personas de todo tipo en fotos, y hay una apariencia más de sastrería y europea”, dijo. “Cuando los tipos muestran esas imágenes a sus esposas, éstas realmente consideran que ese aspecto sienta mejor”.