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La comida sostenible

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Por los últimos 12 años de mi vida, he tenido que responder a la siguiente pregunta: «¿Por qué eres vegetariano?» Por muchos años temía esa pregunta, porque no comer carne es un decisión muy personal que requiere una explicación complicada, detallada y privada. Finalmente, descubrí la siguiente respuesta: «Primero, tú me tienes que decir a mi por qué comes carne».

De pronto, la persona me comienza a contar todas las razones porque no se debe comer la carne, entre ellos el tratamiento de los animales, los efectos a la salud humana, el impacto ambiental de las agro-industrias, el cambio climático, entre muchos otros y me hacen el caso sin yo tener que responderle nada.

En realidad, no soy vegetariano, ya que todavía como mariscos y tampoco creo necesario que todos eliminen la carne de su dieta. Pero sí creo en el refrán «Somos lo que comemos» y considero que la comida debe ser de las más altas prioridades en nuestras vidas, tanto por su impacto a nosotros mismos como por su impacto ambiental.

La relación de la comida con nuestra salud es bastante conocida. En adición a la preocupación sobre la relación entre la comida y diferentes enfermedades o deficiencias nutricionales, recientemente se ha comenzado a entender la importancia que pueden tener los pesticidas y otros agregados artificiales como hormonas, a nuestra salud.

Pero la comida también tiene una relación integral a la protección del medio ambiente. Se estima que el 40% del grano mundial alimenta a animales en vez de a seres humanos. Sin lugar a duda, la agricultura y producción de carne tienen un papel importante en el cambio climático, en la deforestación, la extinción de la biodiversidad, y en el consumo global, de agua potable.

Por ejemplo, solo el ganado contribuye al 18% de emisiones de gases invernaderos a la atmósfera, ¡un porcentaje más alto que la transportación! Cada kilogramo de carne de vaca es equivalente a un viaje de tres horas en carro. La producción de comida también resulta en el 73% de la alteración de hábitat mundial. Según expertos, al final de este siglo, la mitad de la biodiversidad del planeta se habrá extinguido, en gran parte por la perdida de hábitat causada por la deforestación.

Abundan las razones para pensar en la comida como un punto critico para nuestra salud y la salud del medio ambiente. Pero ¿Qué puede hacer cada individuo para disminuir el impacto ambiental y mejorar nuestra salud a través de lo que consumimos? Aquí les propongo unos breves puntos de inicio para convertir su dieta a algo más sostenible:

1. Piensa como un vegetariano.

Aunque no tiene que dejar la carne completamente, se debe contemplar todo lo que se come antes de preparar u ordenarlo y tratar de variar su dieta. La carne tiene muchos impactos ambientales y de salud. Simplemente reduciendo el consumo de carne semanal, puede tener un impacto positivo.

2. No comer productos fuera de su temporada y respetar las leyes nacionales.

En Republica Dominicana, por ejemplo, la veda de langosta es de abril a julio todos los años. Aunque la langosta sabe rica, si está comiendo langosta, dentro de estos meses, está comiendo algo

congelado, o peor, está comiendo una especie amenazada, poniendo en peligro la población local. De la misma forma, si está comiendo frutas o vegetales fuera de su temporada, lo más probable sea que haya tenido que viajar grandes distancias, implicando un uso grande de combustible y producción de gases invernaderos. ¡Y tampoco saben frescas!

3. ¡Busca los productos orgánico! Si uno los busca, se pueden encontrar productores locales con comida orgánica en su zona, o mejor, ¡comience una hortaliza propia en su patio para sus propios vegetales! Cuando te dicen que la comida orgánica es más cara, respóndele “que tu salud no tiene precio”.

 4. Conviértase en un «localvore». Es decir, alguien que trate de comer.

solamente productos locales. Los productos locales generalmente son más frescos y contienen todos sus nutrientes y beneficios. No han tenido que viajar largas distancias, y esto implica menos consumo de combustible y producción de gases invernaderos para transportarlos. Además, se apoya las economías y productores locales, en vez de la importación de productos extranjeros.

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