Páginas de la historia china

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Diomedes Núñez Polanco

En la historia de América se conoce el 18 de septiembre como fecha de la independencia chilena: un día como ése de 1810 un grupo de criollos celebró un cabildo abierto, creó una junta de gobierno autónoma y anunció su lealtad a la monarquía española. Pero la acción que consolidó la emancipación chilena del dominio español fue la batalla de Maipú, llevada a cabo el 5 abril l de 1818 en el lugar que le da nombre a la gesta. Estuvo comandada por los generales José de San Martín, argentino, y Bernardo O’ Higgins, chileno.

La decisión de los criollos chilenos tiene su explicación inmediata, al igual que la de la mayoría de los movimientos independentistas de América de principios del siglo XIX, en los sucesos acaecidos en España en 1808, a raíz de la ocupación de ese territorio por los ejércitos de Napoleón Bonaparte y el apresamiento de que fue objeto la familia real española. La causa fundamental, sin embargo, del levantamiento chileno estuvo en las contradicciones que desde hacía tiempo venían dándose entre la oligarquía esclavista y comercial y los representantes de la Corona. El hecho de que estos últimos controlaran el comercio exterior venía a ser un obstáculo para los planes de expansión económica de los mencionados sectores oligárquicos.

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La explotación ganadera y agrícola fue la base principal de la economía de Chile durante los primeros siglos de la Colonia, y la causa de su debilidad social y política estaba en la poca atención que la Corona española daba a ese territorio. Esto determinó que la estructura agraria del país se mantuviera controlada por la oligarquía latifundista. (Desde el siglo XIX hasta el presente la base de la economía chilena ha pasado a ser la minera, especialmente la de los yacimientos de cobre y salitre).

La medida del gobierno español de mantener el monopolio comercial, como lo mantuvo durante gran parte del siglo XVIII, fue un factor determinante en la limitación de la economía chilena: los criollos se vieron obligados a recurrir al contrabando, que se realizaba especialmente con franceses. A fin de detener esa situación, el rey Carlos III autorizó la libre navegación entre España y Chile, y gracias tanto ello como a la creación de un tribunal comercial que se conoció con el nombre de Consulado, se dinamizaron hacia finales del siglo XVIII las actividades comerciales del país con el instrumento de las exportaciones de trigo, cueros y cebo.

De esa oligarquía comercial saldrían las personas que el 18 de septiembre de 1810 desconocieron a las autoridades españolas y formaron una junta de gobierno. El que una de las primeras medidas tomadas por el nuevo gobierno fuera la de abrir los puertos chilenos al comercio exterior, no solo de España, evidencia el papel que jugaron en esa decisión las condiciones de tipo material.

La destacada presencia de sectores de la oligarquía chilena en la dirección de los movimientos independentistas, se explica, además, por la importancia que tenía en la vida del país el sentido jerárquico de la categoría social: durante los tiempos coloniales el criollo había heredado grandes propiedades que le permitieron establecer un régimen de corte aristocrático-patricia que equivalía a heredar, en función del nivel social, los puestos de mando en la sociedad.

Esta práctica habría de tener su influencia, incluso en los liberales y conservadores, los grupos políticos que durante el siglo XIX y gran parte del XX se disputaron el control del poder político de la patria del presidente Salvador Allende.

Así vemos en la primera fila de los combatientes por la libertad a San Martín, que había sido general del ejército español, y O’Higgins, el hijo de Ambrosio O’Higgins, que llegó a ser gobernador español en Chile y virrey del Perú. (Continuará).