País bajo tierra

País bajo tierra

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
Jim White, el descubridor de la cueva Carlsbad, había dejado de lado su trabajo como ranchero para dedicarse al de minero en la cueva como una forma de estar permanentemente dentro de ella y conocerla más profundamente. La Cueva Carlsbad, sus enormes espacios y sus maravillosas formaciones habían obsesionado a White. En sus ratos libres, construía en el interior de la cueva rústicos senderos y pasamanos para los turistas que algún día esperaba llevar a la cueva.

En una de sus excursiones, Jim White trepó por una enorme roca hasta desembocar en un pasadizo que le llevó a uno de los grandes espacios de la Cueva. Pasó en él dos días recorriéndolo. Se trataba de una sala de 480 metros de largo por 360 metros en su parte más ancha.

Muchos años después, hablando sobre el salón descubierto, Jim explicaba en términos vaqueros: “Era como estar perdido en un cañón de pastizales durante una larguísima y negra noche, y con solamente dos antorchas para iluminarme”.

Su descubrimiento sería conocido después como “El Gran Salón”, y se mantendría por muchos años como la cámara subterránea conocida más grande del mundo.

Terminadas las operaciones mineras de murcielaguina a principios de los años 20, los propietarios optemperaron por ceder el uso de la cueva al gobierno federal, quienes no tuvieron objeción a que Jim White se quedara en la cueva “administrándola” y atendiendo a los ocasionales visitantes que llegaran a disfrutar de sus atractivos.

Esos primeros turistas descendían montados en el mismo tanque que se utilizaba para la extracción de la murcielaguina. Ya dentro de la cueva, Jim White mostraba la cueva a los visitantes, feliz y sin cobrarles absolutamente nada.

Gracias a su persistencia, el número de visitantes fue creciendo lentamente. Pero el gran arranque ocurrió cuando 13 prominentes ciudadanos de Carlsbad decidieron hacer el descenso a la cueva, llenos de sobresaltos y acompañados por el fotógrafo Ray V. Davis, quien preparó una espectacular colección de fotos en blanco y negro mostrando las coladas en forma de cascadas del interior de la cueva, sus estalactitas y estalagmitas, sus pasadizos y el vastísimo “Gran Salón” con sus decoraciones, indescriptibles para esa época.

Exhibidas en Carlsbad, las fotografías de la cueva causaron sensación, solamente soslayadas por un mínimo grupo de escépticos que aseguraba que esas fotos eran producto de la fantasía y que tenía que tratarse de algún truco.

Jim White, que había pasado desde su adolescencia hasta su mediana edad esperando por ese día, se vio repentinamente arrollado por curiosos dispuestos a pagar dos dólares por cabeza por un tour a la cada vez más reconocida Caverna Carlsbad.

La fama de Carlsbad llegó hasta Washington y el Departamento de lo Interior, quienes en 1923 enviaron a un especialista de minerales: Robert Holley, ha realizar un experticio y hacer las recomendaciones en torno a la posibilidad de designarla como monumento nacional, lo que ocurrió en octubre de ese mismo año mediante la proclama hecha por el entonces presidente Calvin Coolidge.

Entre 1923 y 1924, 25 años después de descubierta, y luego de 20 años de explotación de su murcielaguina, se realizó la primera visita de corte científico a la cueva. Un equipo de “National Geographic Society” sería el primero de muchos otros que le siguieron, dejando en manos de geólogos concluir que la Cueva Carlsbad y otras cuevas de las Montañas Guadalupe, eran el resultado de 200 millones de años de depósitos coralinos, cuando todo el sudoeste todavía permanecía bajo el mar.

El Servicio Nacional de Parques de los Estados Unidos tomó posesión oficial de la Cueva Carlsbad, continuando con las modificaciones para su visitación, como escalones en piedra, luz eléctrica, un restaurante a dos kilómetros al interior de la entrada, a donde la comida era llevada por empleados, hasta que en 1931 fueron colocados ascensores.

En 1950 los largos escalones fueron sustituidos por un tren, convirtiéndose Carlsbad en la Cueva con la mayor habilitación para visitación turística en el mundo.

Actualmente recibe 800 mil visitantes al año y cuenta con un moderno restaurante a 750 pies de profundidad donde se sirven alrededor de 2 mil cajas de almuerzos por hora.

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