País bajo tierra

País bajo tierra

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
La Cueva Carlsbad, de Nuevo México, Estados Unidos, fue descubierta en 1901, y ya para 1903 se había convertido en una mina para la extracción de murcielaguina, un negocio sumamente rentable, principalmente en los Estados Unidos, donde por esa época la economía descansaba principalmente en la producción agraria.

Otra cueva de gran atractivo por las posibilidades mineras lo fue la Cueva Mamut, en Kentucky. Sin embargo, el atractivo de Mamut no era la murcielaguina, sino el salitre, debido a sus propiedades para la fabricación de explosivos.

Pero como parece haber ocurrido en casi todas las cuevas importantes del mundo, fue la motivación económica minera la que abrió luego las puertas para su manejo turístico. Algo similar ocurrió en la República Dominicana con las Cuevas de Borbón (o del Pomier) y la Cueva de las Maravillas. Ambas, con su descubrimiento, motivaron su explotación minera: Cueva de las Maravillas para la obtención de la murcielaguina que yacía en su interior; y las Cuevas del Pomier, tanto por su murcielaguina como por la riqueza de carbonato de calcio que compone la formación caliza en que se abre.

Coincidencialmente también, todas estas cuevas: Mamut, Carlsbad, Pomier y Maravillas, fueron reportadas por personas cuya impresión les motivó fundamentalmente hacia el compartir su contemplación con los demás, abrirlas a la contemplación popular.

Coincidencialmente también, el manejo de la Cueva Carlsbad comenzó en 1903, pero no como una cueva turística, sino como una mina de murcielaguina, de la que se extrajeron en 20 años de explotación más de 100 mil toneladas de guano de murciélago.

Originalmente, su descubridor, el cowboy Jim White, estuvo ilusionado por mucho tiempo con la idea de que fuera un sitio de visitación turística como lo estaba siendo la Cueva Mamut y otras cercanas a ésta. Pero dos años después de su descubrimiento, y no obstante el empeño de Jim White de hacer de aquella cueva un lugar turístico, el comerciante Abijah Long, aplicó por la explotación minera de la cueva en 1903, a lo que no pudo oponerse White, quien debió esperar por 20 años, cuando decayó la explotación de murcielaguina en la cueva, para iniciar su propio proyecto turístico.

Algo similar  había ocurrido con la Cueva Mamut. En 1790 John Houchin, siguiendo la pista de un oso, se encontró con un gran hueco vertical cerca del río “Green River”. Exploró un poco la cueva, donde sintió el penetrante olor amoniacal de la murcielaguina. Al reportar su hallazgo, el comerciante especulador Valentine Simons le tomó la delantera y compró una parcela de 200 acres por 80 dólares para pasar a explotar la cueva reportada por Houchin, cuya propiedad  se multiplicaba por las diferentes entradas que presenta la cueva.

No fue sino hasta 1838, cuando la cueva cambió de dueño, que llegó hasta ella el esclavo Stephen Bishop, manumiso del nuevo dueño, Franklin Gorin. Stephen Bishop exploró Mamut Cave como ningún otro espeleólogo y geólogo de su época, aún sin haber tenido preparación para ello. Eso hizo de Bishop no solamente el más diestro guía de la Cueva Mamut, sino que le hizo aún más famoso que la misma cueva.

Por su parte, Jim White, en la cueva Carlsbad, habilitó el sistema de extracción de murcielaguina convirtiéndolo en un ascensor-descensor para personas, utilizando una gran canasta atada a un cable de acero tirado por un motor a gasolina. Fue el inicio del manejo turístico de una cueva que para 1911 se abrió formalmente al público, luego de construirse accesos menos riesgosos que la canasta-ascensor.

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