País bajo tierra

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 POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
“De alguna manera tenía que vincularse la organización “The Nature Conservancy” (TNC) con las cuevas de la República Dominicana, pues no hay manera de que cualquier accionar relacionado con el medio natural no toque las cavernas, presentes en todo el territorio nacional y contentivas de la mayor cantidad de agua dulce que existe en La Hispaniola.

La organización “The Nature Conservancy” (TNC) tuvo su origen en los Estados Unidos, pero el crecimiento de su trabajo desbordó las fronteras y costas norteamericanas para entrar en contacto con los esfuerzos de conservación que se realizan en todo el mundo, principalmente en los países del continente americano y las islas del Caribe y del Pacífico.

Una de las áreas donde TNC ha intervenido con mayor intensidad en la República Dominicana es el Parque Nacional del Este, cuyo territorio cuenta entre sus características más relevantes la existencia de cientos de cuevas y cavernas, una buena parte de ellas con manifestaciones rupestres en su interior, las que junto a los yacimientos arqueológicos localizados en dicho parque han relevado su importancia cultural hasta ser considerado (el Parque) con posibilidades para ser incluido en el Listado de Sitios Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.

La participación de TNC en el trabajo de sistematización y valoración de las cuevas, su arte rupestre y los yacimientos arqueológicos, puede ayudar sustancialmente a lograr el propósito de incluir el Parque Nacional del Este en el listado de UNESCO ya mencionado.

En el año 2003 una solicitud en ese sentido a la UNESCO fue rechazada por dos razones: primero, la solicitud de inclusión descansaba en la base natural del Parque, pero esta área protegida no tiene características naturales únicas para el resto del continente; y segundo, la persona que intervino en la redacción de la solicitud carecía de capacidad para su redacción y ajuste al formato de UNESCO para tal propósito, aparte de haber utilizado un inglés de computadora que alteraba sustancialmente la propuesta en sus aspectos semánticos, sintácticos y de profundidad.

En el año 2004, luego de la visita de dos representantes de UNESCO para evaluar las condiciones culturales del Parque, se nos confió en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales la tarea de rehacer la propuesta para la UNESCO, lo que hicimos ajustándonos al formato establecido por dicha organización y remitiendo toda la documentación. Sin embargo, el litigio suscitado en torno a la Ley de Áreas Protegidas y, principalmente, los efectos reductores que la aprobada Ley ocasiona al Parque del Este, hicieron que UNESCO pospusiera su conocimiento.

Pero nos parece que con la presencia de TNC en las cuevas del Parque podremos dar mayor empuje a su reconocimiento por parte de UNESCO. Solamente faltaría fortalecer la sistemática de reconociamiento espeleológico y del arte rupestre, así como fortalecer también la sistemática evaluativa de los yacimientos arqueológicos del Parque, lo que bien puede ser logrado con la inclusión de otros arqueólogos, no de sabios. Es decir, lo ideal es contar con investigadores reales, no con “investigadores multiuso”, autocatalogados como doctores, licenciados, historiadores, ecólogos, arqueólogos subacuáticos, arquitectos… todo concentrado en una sola lata.

Si “The Nature Conservancy” puede hacer el esfuerzo, muy bien nos vendría contar con uno o dos arqueólogos cubanos, puertorriqueños, haitianos o jamaiquinos. Eso nos traería cierto equilibrio y mayor fortaleza en el trabajo de campo; mejores resultados en la compilación de la información, y más posibilidades de presentar ante UNESCO al Parque Nacional del Este como candidato seguro al Listado de Sitios Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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