País bajo tierra
Los siameses aborígenes

País bajo tierra <BR><STRONG>Los siameses aborígenes</STRONG>

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO 
Uno de los mayores gustos de la investigación arqueológica (y mío propio) sería contar con suficientes recursos como para seguir el rastro rupestre aborigen, por lo menos comenzando con las pequeñas islas del Caribe del Este, luego con las mayores y luego en tierra firme suramericana.

Primero a ver qué se acaba primero, la vida o las cuevas; y segundo a ver qué tantas interrogantes sobre nuestros aborígenes podemos ir descifrando según se avanza en esas investigaciones isla por isla.

Aunque ya muchos investigadores estuvieron tras determinados elementos rupestres, muy relevantes por sus características, algunas de esas pesquisas no llegaron a términos seriamente concluyentes, como ocurre con el seguimiento dado por algunos investigadores al asunto de los famosos “gemelos divinos” que aparecen en casi todos los mitos indígenas suramericanos y caribeños.

Siendo Fray Ramón Pané el cronista de indias más citado, incluso con el tema de los gemelos, llama la atención el hecho de que Pané no se refiriera a esos gemelos como “personas que compartían un mismo cuerpo”, o “personas indivisas”, o “personas pegadas” por determinada parte de sus cuerpos. Fray Ramón Pané se limita a hablar de “cuatro hijos de una mujer, que se llamaba Itiba Cahubaba, todos de un vientre y gemelos; la cual mujer, habiendo muerto de parto, la abrieron y sacaron fuera los cuatro hijos, y el primero que sacaron era caracaracol, que quiere decir sarnoso, el cual caracaracol tuvo por nombre (Deminán); los otros no tenían nombre”.

Lo primero que habría que dejar claro es si el fraile Pané se refiere, cuando dice gemelos, a personas simplemente nacidas de un mismo vientre, individuales, no necesariamente pegados; o si por otro lado habla al decir “gemelos” de lo que conocemos como siameses, que es como aparecen representados en algunas de nuestras cuevas unas figuras de siameses, que además aparecen en un ídolo de madera (observable en el Museo del Hombre Dominicano).

En el mismo párrafo citado, Pané dice: “el primero que sacaron era caracaracol…”, lo que significa que sacaron uno, no un par de niños pegados. Tampoco se refiere a los demás diferenciándolos del primero, específicamente en su condición física.

En las investigaciones hechas por José Juan Arrom, por ejemplo, éste identifica a Deminán Caracaracol (uno de los gemelos) en un vaso efigie que se encuentra en el Museo del Indio Americano, de Nueva York. Y lo identifica porque presenta una protuberancia sobre la espalda que recuerda a lo narrado por Pané: “… y del golpe que le había dado con el guanguayo en la espalda, y que le dolía fuertemente. Entonces sus hermanos le miraron la espalda, y vieron que la tenía muy hinchada…”.  Y continua Pané luego: “y tomando un hacha de piedra se la abrieron, y salió una tortuga viva, hembra…”.

En ningún momento Deminán –el hombre de la hinchazón en la espalda por tener una tortuga bajo la piel– estaba pegado a ningún otro hombre, no era un siamés. Tampoco se tiene información de que sus tres hermanos lo fueran.

La cuestión es que en la mitología se habla de gemelos, no de siameses. Pero en muchos lugares rupestres del Caribe aparecen los siameses, y no en grupo de cuatro, sino de dos, dos personas pegadas, a veces de costado, otras de espalda, lo que nos sugiere que sí hubo alguna deidad o personajes siameses que cobraron importancia, ascendencia cultural, trascendencia intracultural, pero no hemos podido identificarla. Y creo que más bien se ha recurrido al facilismo de dejar correr que se trata de los gemelos mencionados por Pané.

Sobre éstos, un conjunto pictográfico de la cueva Hoyo de Sanabe nos presenta, por un lado, a los siameses: dos personas compartiendo el mismo cuerpo. En otro conjunto nos encontramos a cuatro personas, no siamesas, no pegadas, pero relacionadas entre sí y uno de ellos revisando (¿abriendo con una hacha de piedra?) la espalda de otra persona y una tortuga caminando encima de ellos. Ese conjunto es el que más se identifica con la narración de Pané y el mito de los gemelos.

Ahora, ¿porqué aparecen tan repetidamente los siameses? Sépase que están en la cueva Hoyo de Sanabe, en la Cueva No.1 del Pomier, en un ídolo en el Museo del Hombre, en pequeños amuletos encontrados en San Juan de la Maguana, en petroglifos de la Isla Saint Joseph, en la Isla de Guadalupe, en Cuba y en algunos lugares de Venezuela.

¿Hubo un nacimiento de siameses que impactó tan fuerte y transculturalmente a varias de nuestras culturas aborígenes? ¿Hubieron varios nacimientos siameses? Por ahora eso es muy difícil de determinar. Lo que sí es seguro es que a lo largo de la historia de la humanidad los nacimientos con esas características siempre han impactado más allá del entorno donde ocurran.

Quizás el mejor ejemplo para nosotros ahora sea el mismo término “siamés”, acuñado para nombrar aquel famoso par de personas que nacieron unidad por el torso en Siam y que se pasearon por el mundo exhibiendo su situación en un circo.

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