País bajo tierra
Sobre cuevas y minería

<STRONG>País bajo tierra</STRONG><BR>Sobre cuevas y minería

POR DOMINGO ABREU COLLADO
El desarrollo minero no solamente ha sido indicador de crecimiento económico, en todo el mundo, sino también causa de conflictos sociales, a veces muy serios, muy graves. Principalmente por un asunto de la distribución de los beneficios que genera. Uno de estos conflictos muy graves han ocurrido, por ejemplo en Cotuí, en relación con la minería de oro en Pueblo Viejo.

Un conflicto no tan grave es el que ocurre en El Pomier, conflicto asociado con la explotación de calizas para la fabricación de cal, agregados de construcción, pisos y muchos otros usos, además de la exportación del material bruto.

El crecimiento de la extracción de calizas ha originado, lógicamente, un crecimiento en el transporte de materiales y en la circulación de vehículos, fundamentalmente camiones de gran tonelaje. Sin embargo, la principal vía de acceso a las canteras y fábricas es la misma desde toda la historia de la minería en El Pomier. Esta vía no ha sido ampliada, y sus reparaciones resultan efímeras e ineficaces.

El continuo rodaje de los camiones genera un permanente levantamiento de polvo que ha ocasionado ya varias protestas en la comunidad debido no solamente a las molestias de la invasión del polvo hacia el interior de las casas, sino la ya alta presencia de enfermedades respiratorias entre adultos y niños. Esta comunidad exige que las fábricas, que se han nutrido y crecido económicamente con la minería en El Pomier, asuman la responsabilidad de un mantenimiento eficaz de la carretera.

En realidad, lo que se necesita no es un mero mantenimiento, sino una nueva carretera que pueda soportar el paso de cientos de camiones diariamente, palas mecánicas, retroexcavadoras y otros equipos. Pero además de la suficiencia en el soporte del tráfico minero, la nueva carretera no debe ser vector de enfermedades ni poner en peligro la vida de la gente que habita esta zona desde hace más de cien años.

La propuesta de la nueva carretera no es asimismo nueva. Es una propuesta de muchos años, desde que se previó que el desarrollo minero iría en constante crecimiento en El Pomier. Pero esos espacios de crecimiento –como lo es la carretera– siguen siendo los mismos. Ni los empresarios ni las autoridades han hecho el caso necesario al planteamiento de la comunidad. En algunas ocasiones se han reunido con representantes de los mineros y del gobierno, pero todas las conclusiones son luego olvidadas. Unas veces se aplican remiendos a la carretera, parches que no duran mucho cuando llegan las lluvias y los camiones abren de nuevo los grandes hoyos de la vía. En una o dos ocasiones, luego de las lluvias -que suelen ser torrenciales por tratarse de una zona de bosque húmedo- se ha utilizado una motoniveladora, resultando un trabajo que puede durar semanas, pero que luego vuelve a lo mismo por la invariabilidad de las condiciones de uso de la vía.

El conflicto originado por el problema del polvo de la carretera en El Pomier pudiera resolverse si hubiera una sincera disposición de los empresarios mineros para ello. Pero esta disposición lleva implícita una importante erogación económica, y coincidencialmente es lo económico, el crecimiento económico, lo que más ha importado a las empresas de El Pomier, algo comprensible. Por lo tanto lo de la carretera, que facilitaría ese crecimiento económico, debería ser uno de los objetivos fundamentales de los empresarios, y con ello se resolvería el conflicto con la comunidad a causa del polvo que levantan y esparcen hasta los rincones más escondidos los camiones y equipos mineros.

Una nueva carretera, más ancha, sólida, bien cimentada, bien pavimentada, con canaletas a ambos lados, puede mantenerse funcional y limpia por cincuenta años o más, si se le da buen mantenimiento. Pero ayudaría también que los camiones salieran de las fábricas cubiertos con lonas, para evitar derrames de materiales. Y ayudaría también que cada cierto tiempo pase un camión regante para eliminar el polvo que pueda haber caído. Pero hay un problema que impide esta solución. Los habitantes de la sección Borbón, que abarca los parajes de Naranjo Dulce, El Pomier, Los Corozos, Carvajal, Enmanuel y Villegas, no se ponen de acuerdo en lo que quieren hacer con un sitio, que por sus cuevas y su arte rupestre tiene la categoría de ser la segunda capital.

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