País Bajo Tierra
Un inagotable tema llamado Pomier

<STRONG>País Bajo Tierra</STRONG><BR>Un inagotable tema llamado Pomier

Así como es de inagotable la cantidad de información que en materia rupestrológica, arqueológica, biológica, hidrológica y espeleológica existe en el conjunto de cavernas de El Pomier, en San Cristóbal, así mismo de inagotable resulta el tema de su protección y la larga lucha por salvarlas de la amenaza de destrucción que significa la presencia minera en sus cercanías.

En 1993, cuando se suspendieron las detonaciones en El Pomier por expresa orden del entonces presidente Joaquín Balaguer, los empresarios mineros ofrecieron un mundo de promesas en torno a su conservación con el propósito de que se les permitiera seguir extrayendo calizas en la zona. Creo que hasta estaban dispuestos a irse caminando de rodillas desde San Cristóbal a Higüey, dándose con una piedra (caliza) en el pecho para luego depositarla al pie de la Virgen de la Altagracia, para con tal acción conseguir que se les permitiera continuar minando la zona.

Entre las promesas que hicieron estuvo la de colocar geófonos en las cuevas para monitorear las vibraciones causadas por las explosiones, y que éstas no pasaran de determinado límite para asegurar la integridad de las cuevas, de las poblaciones de murciélagos y de las manifestaciones rupestres de su interior.

Pero como “el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, el amor no lo reflejan como ayer”. Y que me perdone Pablo Milanés por alterar su letra. Porque los geófonos nunca se vieron ni en catálogos, y las promesas de moderación se olvidaron en cada triunfo electoral donde los mineros de El Pomier habían apostado, es decir, invertido, con la esperanza de que alguna vez se olvidaran –o nos olvidáramos– de que El Pomier, como el Sur, también existe.

Desde la Semana Santa del 2005, las compañías mineras de El Pomier –con la excepción de Cemex y Marmotech– han estado azuzando a pequeños minadores para penetrar a la zona protegida a explotar calizas a mano para entonces comprárselas, para lo que entran a la zona protegida camiones privados a retirar las acumulaciones de roca.

En esa Semana Santa del 2005, caracterizada por una sequía severa, los mineros dieron fuego a toda la flora, incluyendo grandes árboles, en donde se encuentran las cuevas “Del Puente”, “Scarlet”, “Esplendorosa”, “Del Símbolo”, “Tarcisio Villanueva”, “La Cigua” y otras no menos importantes, con el propósito de “limpiar” el área para descubrir los puntos más fracturados de la caliza superficial y proceder luego a su debilitación por fuego y a la fracturación con mandarria, cuñas, barretas y otros instrumentos. Es importante recordar que en esa época hubo incendios en muchas partes del país, la mayoría de ellos intencionales, lo que aprovecharon los incendiarios del Pomier para que éste pasara desapercibido en comparación con los grandes siniestros que estaban ocurriendo en la Cordillera Central, por ejemplo. El Pomier es parte también de la formación montañosa Cordillera Central.

Denunciamos ante la Secretaría de Medio Ambiente y ante la Policía Ambiental la agresión a esta Área Protegida. Creo que se hicieron algunas investigaciones. Pero ante el cúmulo de situaciones de incendios intencionales que se daban en esos momentos, la Policía Ambiental no se daba abasto para cubrir tanto espacio –la falta de asignación de personal y de asignación de recursos a la Policía Ambiental– cosa que parece ser también un plan para evitar la persecución del delito ambiental.

Más recientemente, las explosiones en El Pomier han aumentado en número y en potencia deflagrante. Estando yo presente con algunas personas que filmaban un segmento en la Cueva del Puente para el canal internacional “History Channel”, se escuchó una explosión que hizo retumbar, vibrar y temblar esta cueva, una de las más importantes de la zona.

Recientemente ha ocurrido también, que empresas como Docalsa, S.A., han enviado cartas a la subsecretaría de Áreas Protegidas avisando de la programación de detonaciones luego de realizadas. De manera que se hace imposible su vigilancia, además de convertirse dicha acción en una estratagema para evadir la supervisión y en una burla a las autoridades.

Pero si violatoria a la disposición legal de protección de las Cuevas del Pomier, resultan las actividades de los mineros, igual o más violatoria a sus responsabilidades resulta la actitud de las autoridades de la provincia San Cristóbal, comenzando con su Gobernador, el doctor Orlando Espinosa Medina, pasando por el síndico, el comandante policial, el jefe de puesto del Ejército Nacional, y terminando con el jefe de bomberos. Pues este último, ante la denuncia del incendio nunca envió a investigar la causa del mismo. Mientras que el Gobernador de la provincia, aun enterado por nosotros de la riqueza natural, cultural, ecológica y turística existente en El Pomier, no ha habido forma que de muestre interés en la conclusión de su habilitación, su difusión como atractivo turístico y cultural o su protección como recursos de primer orden para la provincia de San Cristóbal.

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