Londres (EFE).- Además de los sectores tradicionales de turismo, telecomunicaciones o industria manufacturera, la República Dominicana aspira a aumentar la inversión extranjera en su talón de Aquiles, el sector eléctrico, según dijo ayer en Londres el Gobierno de la isla.

El presidente dominicano, Leonel Fernández, y varios de sus ministros, así como representantes de la empresa privada local, rompieron una lanza en favor de la inversión en un sector “con problemas pero también con gran potencial”, durante un intenso seminario con inversores británicos.

“Nuestro punto débil en la economía es la electricidad, sobre todo el sector de la distribución, muy necesitado de inversiones”, reconoció Fernández, quien se comprometió a “hacer todo lo posible” para dar facilidades a los interesados.

El presidente, que lleva a cabo una visita oficial de seis días al Reino Unido, defendió con pasión y precisión las ventajas de su país como destino inversor, sobre todo bajo las leyes introducidas por su Gobierno, plenamente comprometido con el capital y el libre mercado.

De hecho, al igual que su ministro de Exteriores, Carlos Morales, Fernández destacó las grandes oportunidades que se abrirán para los inversores europeos con la próxima entrada en vigor del acuerdo de libre comercio con Centroamérica y Estados Unidos DR-Cafta (siglas en inglés), que dará acceso a un mercado de más de 350 millones de personas con un Producto Interior Bruto (PIB) de 12 billones de dólares.

“Desde la República Dominicana, las empresas podrán acceder al mercado estadounidense sin aranceles”, recordó el presidente, que animó especialmente a las firmas de servicios, capitales y nuevas tecnologías.

En su segundo mandato, Fernández, quien ya gobernó de 1996 al 2000, quiere promover una imagen de “crecimiento y estabilidad”, lejos de la crisis financiera que protagonizó el Gobierno anterior, con una enorme deuda externa y la inflación en un 42 por ciento en el 2003.  Con las cuentas mejor encaminadas, el Ejecutivo dominicano está en posición de anunciar un cambio de modelo económico, de uno basado en la importación a otro más abierto, “orientado a la exportación de productos y servicios”, según describió el secretario técnico de la Presidencia, Juan Temístocles Montás.  Una exitosa negociación de la deuda, nuevas políticas fiscales y macroeconómicas, un marco regulador de la competencia y una mano de obra barata y aplicada convierten a la República Dominicana en “uno de los destinos inversores más competitivos de América Latina”. “El principal problema de la República es el sector eléctrico”, reiteró Montás en su intervención.

Para atraer capital a ese sector, sumido en un irregular proceso de privatización desde 1999, el Gobierno se compromete a gestionar su parte con eficiencia y a dar incentivos al capital privado que, como la compañía británica Globaleq, se atreva a apostar.

“El principal problema del sector es que, tras años en que la electricidad era un bien nacional, la gente no concibe que ahora tenga que pagar para recibir el servicio”, comentó a EFE Michael Bax, directivo de Basic Energy, que posee un 32 por ciento de la estatal EGE Haina y la totalidad de CEPM en Punta Cana.

Para compensar los impagos, el Gobierno desembolsó en el 2005 más de 500 millones dólares a los empresarios, aunque de cara al futuro quiere reducir los subsidios.

“Lo que tienen que hacer ahora es lo más impopular, obligar a la gente a pagar”, manifestó Bax, para quien, pese a los obstáculos, el mercado dominicano de la energía es un diamante en bruto.

Los bancos, como HSBC o el belga Fortis, también ven potencial inversor en la isla, en su caso para la financiación de proyectos, “incluso en el arriesgado campo de la energía”, dijo a EFE Vitor Gabrielli, responsable de HSBC para América Latina.

Según este experto, quien quiera hacer negocios en Latinoamérica “debe estar preparado para asumir ciertos riesgos”; eso sí, “con el incentivo de poder ser, al final, el mayor beneficiario del botín”.