País de aplazamientos

País de aplazamientos

Si «noticia» es lo nuevo y desconocido, entonces la «no noticia» debe ser la nueva posposición de la entrada en vigencia del Seguro Familiar de Salud.

Un aplazamiento más de este instrumento vital para la población corresponde a pura rutina en un país que ha vivido de los aplazamientos.

Tampoco ha sido posible aprobar un Plan Básico de Salud, a pesar de que al Consejo Nacional de Seguridad Social han sido sometidas más de doce versiones diferentes del mismo y treinta y siete revisiones técnicas.

Siempre han logrado vencer los sectores interesados en torpedear una seguridad social que les obligará a asumir compromisos para que logren disfrutar sus merecidas reivindicaciones los trabajadores y sus familias, como corresponde a todo Estado que pretende una auténtica justicia social.

Los regateos llegan a un grado tan reprobable que hay intentos por hacer saltar de su posición al superintendente de Salud, Bernardo Defilló, quien, hasta demostración en contrario, ha desempeñado con absoluta responsabilidad sus funciones y ha trabajado para ponerle fin a los tantos aplazamientos injustificados.

-II-

Existiendo, como existe, una ley que crea el Sistema Nacional de Seguridad Social cuya elaboración se debió a amplios sectores de la sociedad civil, del empresariado y del Gobierno, no se explica por qué ahora aparecen quienes se empeñan en desarticular este instrumento que permitiría universalizar la atención en salud y otras reivindicaciones.

Si ya estos sectores comprometieron sus responsabilidades en poner en marcha la seguridad social, parece un contrasentido que los mismos obstaculicen el avance hacia la vigencia de esta legislación.

Tampoco tiene lógica alguna la actitud de los grupos sindicales, que han debido ser defensores naturales de la seguridad social, como supuestos representantes de los intereses de los trabajadores.

Hemos visto con asombro cómo centrales obreras se han plegado a la táctica de promover aplazamientos innecesario, de la que se valen representantes del empresariado para evadir la responsabilidad asumida.

Es desconcertante que la ley 87-01 haya sido violentada de su origen y que la parte más importante, que es el aspecto salud, no haya podido ser implementada debido a la pugna de intereses de grupos dentro del mismo CNSS.

-III-

Se hace necesario que los sectores sensatos del país hagan esfuerzos por neutralizar a las fuerzas que han colocado la seguridad social en un estado de aplazamiento en aplazamiento, perjudicando a los trabajadores y sus familiares.

En estos días que se habla de agenda nacional, de pacto social y cosas parecidas, con el fin de enfrentar problemas de interés general, debería considerarse una semejante para impulsar la marcha sin pausas ni aplazamientos hacia la vigencia práctica de la seguridad.

La tendencia del país es asumir una modernización constante en todos los aspectos y la seguridad social no puede ser una excepción, pues las reivindicaciones de todo género forman parte importante de la modernización.

La implementación del Seguro Nacional de Salud no debería esperar más, sobre todo porque aquellos que lo han estado obstaculizando no han demostrado que hay motivos valederos para tantos aplazamientos.

El Gobierno del Presidente Leonel Fernández Reyna, entretanto, puede estar seguro de que la puesta en marcha del Seguro Familiar de Salud le ganaría más simpatías que la construcción del Metro de Santo Domingo.

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