País de origen «es un fuerte obstáculo» a la ciudadanía

<STRONG>País de origen «es un fuerte obstáculo» a la ciudadanía </STRONG>

BBC Mundo. Investigadores de universidades en Estados Unidos y Reino Unido utilizaron datos acumulados durante décadas en Suiza para concluir que el país de origen de un inmigrante puede presentar el mayor obstáculo a la consecución de la ciudadanía.

Los coautores del Massachusets Institute of Technology (MIT) y la London School of Economics (LSE) dicen que aún cuando un inmigrante cumple con los requisitos de una buena educación académica, habilidad laboral y dominio del nuevo idioma, el sitio donde nació podría ser una «desventaja masiva» en sus aspiraciones para naturalizarse.

A pesar de que el estudio está basado en datos de ciudadanos suizos, los resultados pueden tener aplicaciones dentro del debate migratorio que se lleva a cabo en otros países de Europa y Estados Unidos.

Referendos de naturalización. En algunos municipios de Suiza, el votante decide directamente sobre la solicitud de ciudadanía de cada inmigrante.

Los profesores de Ciencia Política Jens Hainmueller, de MIT, y Dominik Hangartner, de LSE, analizaron los resultados de votantes en diferentes municipalidades de Suiza, entre 1970 y 2003 para conocer qué piensa la gente con respecto a los grupos migratorios y qué tipo de política migratoria le gustaría ver.

«Queríamos ver cuáles son las causales de los sentimientos antiinmigrantes que se manifiestan en muchos países de Europa Occidental y Estados Unidos», expresó el profesor Hainmueller a BBC Mundo.

En un sondeo normal los encuestados algunas veces no expresan sus verdaderas opiniones al investigador, explicó Hainmueller, pues prefieren esconder respuestas que no sean políticamente correctas y responder con lo que piensan que el encuestador quiere escuchar. Es lo que se llama el sesgo de aceptación social.

Pero los académicos de MIT y LSE se aprovecharon de que, en las municipalidades suizas, los ciudadanos podían votar, en secreto, a favor o en contra de cada solicitud de ciudadanía sometida en su localidad.

«Todo siendo igual: bajo las mismas condiciones, en la misma municipalidad, las tasas de rechazo son dramáticamente diferentes solo porque se viene del país ‘equivocado»

Jens Hainmueller, MIT

«Estos ciudadanos estaban básicamente realizando un referendo sobre cada solicitante y eso nos permitió discernir cuáles inmigrantes tendrían la probabilidad de ser aprobados y cuáles serían rechazados», comentó el profesor de MIT.

En estos «referendos de naturalización» los votantes recibían las hojas de vida de los inmigrantes con información muy detallada incluyendo el nivel de educación, ocupación, situación familiar, años en Suiza y su país de origen.

Este último factor, según el análisis de los investigadores, fue el más decisivo en torno a la aceptación o rechazo de las solicitudes.

«Todo siendo igual: el mismo nivel en requisitos, mismo período de residencia, bajo las mismas condiciones, en la misma municipalidad, las tasas de rechazo son dramáticamente diferentes solo porque se viene del país ‘equivocado'», declaró Hainmueller.

Democracia representativa. Es razonable considerar que el sesgo del país de origen pueda ser un conducto de otros prejuicios, como el racismo, o pensar que los nacionales de un cierto país son menos educados, de una religión que les sea problemática, etc. Pero la decisión final la toman en base a ese país de origen, aseguró el profesor.

A raíz de una demanda entablada en una de las municipalidades se les retiró a los votantes ese poder y se trasladó a un grupo de funcionarios electos para tomar la decisión sobre las solicitudes de ciudadanía.

«Dejar que el pueblo vote puede parecer una manera muy legítima para decidir políticas. Sin embargo, hay un serio costo para las minorías si la mayoría decide basada en sus preferencias que podrían ser discriminatorias»

Jens Hainmueller, MIT

En el primer año, las tasas de aceptación aumentaron 50% y fueron creciendo en años consiguientes casi hasta 100%, lo que sugiere que los inmigrantes están más favorecidos por mecanismos de democracia representativa en lugar de la democracia directa.

«Dejar que el pueblo vote puede parecer una manera muy legítima para decidir políticas. Sin embargo, hay un serio costo para las minorías si la mayoría decide basada en sus preferencias que podrían ser discriminatorias», añadió Jens Hainmueller.

En Estados Unidos no existe un sistema de referendos de naturalización como en Suiza y no se puede saber qué resultados se obtendrían si los estadounidenses tuvieran esta institución pero la discusión inmigratoria está igualmente politizada.

Amenaza cultural. David Laitin, profesor de Ciencia Política de la Universidad Stanford, en California, opinó que los resultados de la investigación de Hainmueller y Hangartner, que los suizos son relativamente indiferentes al grado en que los inmigrantes se asimilar a la cultura local pero muy preocupados sobre el país del cual emigraron, tiene una relevancia considerable en el debate en EE.UU.

Otros factores podrían operar en el proceso de naturalización en EE.UU.

«Aunque no se puede demostrar, sugiere que la amenaza cultural de una ola de inmigrantes de un solo país le pone los pelos más de punta a los locales que la amenaza económica de un gran número de inmigrantes procedentes de una variedad de países», dijo Laitin a la BBC.

«El estudio implica que es el temor a la cultura latina y no el temor a que los inmigrantes se apoderen de los trabajos y los servicios sociales lo que genera la oposición a la reforma migratoria», continuó.

Pero Jens Hainmueller de MIT condujo sus propios estudios en EE.UU. sobre actitudes hacia la inmigración y encontró que los estadounidenses tienen otras preocupaciones.

«Estadounidenses de todos los estratos, niveles de educación y afiliación política mostraron interés en en altos niveles de educación de los inmigrantes -sobre todo profesiones en medicina y tecnología- el idioma y si tienen planes concretos para trabajar y si entraron legalmente al país», señaló Haimueller.

«El estudio implica que es el temor a la cultura latina y no el temor a que los inmigrantes se apoderen de los trabajos y los servicios sociales lo que genera la oposición a la reforma migratoria»

David Laitin, Universidad Stanford

No obstante, el doctor Laitin de Stanford aseguró que, contrario a lo que sucede en otros países de mucha inmigración, los estadounidenses han resistido durante largo tiempo calificar las solicitudes de inmigrantes de acuerdo a sus niveles académicos y lingüisticos.

«Las normas antielitistas -algunos dirían antiintelectuales- de Estados Unidos han ayudado a sostener una sociedad igualitaria», comentó.

De todas maneras, ambos profesores coinciden en que las actitudes y prejuicios hacia los inmigrantes cambian con el tiempo y condiciones diferentes. El estudio sobre Suiza es una imagen congelada de una época y no un resultado general de los que son los suizos en la historia o lo que serán en el futuro.

Hainmueller observó que a medida que hay mayor contacto con grupos inmigrantes de una región en particular, los prejuicios en contra de ese grupo tienden a desaparecer. El efecto contrario lo ha podido corroborar con un estudio que hizo en EE.UU. con ejemplos de Alemania, Francia, México, Filipinas, Polonia, India, China, Somalia, Sudán e Irak.

«En promedio, las diferencias no eran tan grandes en términos de país de origen, comparado con otras características, salvo Irak, donde el sentimiento negativo es muy pronunciado», observó.

El otro dato importante recogido en su estudio es la opinión muy negativa sobre la gente que ha entrado sin autorización al país. «Es una opinión que podría describirse como políticamente incorrecta en este momento pero define una postura muy rígida».

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