El presidente Danilo Medina ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por la seguridad ciudadana, desbordada por el crimen, el narcotráfico, la corrupción y una Policía Nacional inepta y sin los recursos adecuados para dominar el cuadro delicuencial cada vez mayor.

Barrio Seguro fracasó porque no se implementaron ni modificaron los ejes determinantes para concretizar con éxito País Seguro, que se complementan con la reforma policial, entrenamiento y capacitación integrales, salarios decentes para la tropa y reforma de la Ley 36-66 sobre Porte y Tenencia de Armas de Fuego, dos veces aprobada por los diputados y que duerme el sueño de las Vestales en el Senado.

No es posible lograr un País Seguro con policías devengando RD$6 mil mensuales, cuando un expendedor de frutas, partes de celulares, debajo de un semáforo, logra el doble de ese salario, mientras el titular de Interior y Policía devenga RD$300 mil, y una flota de vehículos a su disposición.

No es posible un País Seguro mientras no se reforme la Ley 36-66 de manera que solo se permita la tenencia y  no el porte de armas de fuego, a absolutamente nadie. Providencia que reducirá notablemente la alta incidencia delictiva que reporta 13.6 en 1990 a 26.8 en 2005, y de ese año acá, es de suponer que varios puntos más negativos.

No es posible un País Seguro sin concretizar Barrios Seguros, dotados de una Unidad Social, compuesto por dispensarios médicos, dentales, Promese, Inespre, Conep para suministro de empleos, oficina de líderes barriales y religiosos, que por tanto tiempo he insistido tanto.

Nada de eso se ha hecho ni siquiera intentado, y en esa óptica, País Seguro no será posible y la canalla seguirá disputándole y ganándole el monopolio de la violencia al Estado, como acontece.