La República Dominicana muestra un alto grado de vulnerabilidad ante los cambios climáticos, ya que el 64% de su población vive en zonas costeras, se encuentra en la ruta de huracanes y gran parte del territorio está proclive a inundaciones, deslizamientos, a la desertificación y a la sequía.
Estos factores conforman parte de los requisitos para que una nación sea más vulnerable hacia los efectos del cambio climático.
La vulnerabilidad ante los fenómenos climáticos, se debe a que son recurrentes, así como al efecto acumulativo de los daños y pérdidas sufridos. Existe la evidencia de que por los procesos de cambio climático global y la actual gestión del medio ambiente, se incrementa la vulnerabilidad física, económica y social tanto en las zonas afectadas como en el resto del país, según establece la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y la secretaría de Economía, Planificación y Desarrollo, en un estudio sobre daños de la tormenta Noel.
Zonas costeras. La zona costera en la República Dominicana se extiende por 1,473 kilómetros lineales que corresponden a la isla y 97 kilómetros que corresponden a los cayos e islotes. Las provincias costeras y sus cayos e islotes ocupan el 56.3 % del total del territorio en el cual vive el 64% de la población Se estima que un alto porcentaje de la producción industrial está instalada en zonas de costas, amén de la industria turística que es una de la más responsable en aportes al Porudcto interno Bruto.
Inundaciones. Casi la totalidad de las provincias del país cuenta con comunidades con grandes riesgos a inundaciones. Las zonas bajas y riberas de los ríos y arroyos son las más susceptibles, debido principalmente a la deforestación de las cuencas altas y medias, lo que origina una baja capacidad de retención de agua por la pérdida de la capa vegetal de los suelos, provocando mayor escorrentía superficial de las aguas.
De acuerdo con la Dirección de Información Ambiental y de Recursos Naturales (Diarena) las regiones con mayor frecuencia de inundaciones son la gran llanura del Cibao, gran parte de la Hoya de Enriquillo, que formaba otro canal marino en la región Suroeste del país y el Valle de San Juan, en la región Sur. En el Este, las áreas más susceptibles a inundaciones se localizan en las provincias Monte Plata, La Altagracia y en la franja costera Sabana de la Mar-Miches.
La desertificación y la sequía
Alrededor del 70% del territorio dominicano presenta déficit de humedad entrando en la categoría de árido, semiárido o subhúmedo y seco, según indica el Plan Acción Nacional contra la Desertificación y la Sequía, elaborado por la secretaría de Medio Ambiente con apoyo de Naciones Unidas en el año 2006.
En ese plan se establece que la desertificación en el país, está íntimamente ligada a la actividad productiva y a la pobreza. Los procesos de degradación de los suelos son generados por la deforestación, el sobre pastoreo, el sobreuso, el mal uso de la tecnología y los sistemas de riego, el abuso de agroquímicos en la agricultura, el urbanismo y la situación de pobreza, que impera en muchas zonas del país, especialmente, en las regiones Suroeste, Noroeste y Este.
Este informe apunta que estas malas prácticas en el uso de la tierra han generado procesos de erosión, salinización, compactación, anegación y esterilización de extensas áreas. Estas causas de degradación de los suelos se producen a escala de todo el territorio nacional, a tres niveles importantes: las cuencas altas, las zonas agropecuarias y en los distritos de riego, indica el documento.
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Uso del suelo
La Diarena indica que para el año 2003, el 37% de los suelos del territorio dominicano estaba siendo utilizado de manera adecuada, especialmente en el Este, cuyo uso dominante era el cultivo de la caña de azúcar y pasto en suelo clase. Mientras que el 24.6% del territorio estaba sobreutilizado, localizándose en las laderas de las montañas con agricultura de subsistencia y pasto. En esta clasificación es donde se presentan los casos más críticos, provocados generalmente por cultivos agrícolas en terrenos con pendientes muy pronunciadas. El 35.7% de los suelos estaba subutilizado en las áreas planas onduladas, siendo utilizadas para matorral. El gran desafío que tiene el país es reducir de manera significativa el conflicto de uso por sobre utilización debido a que este tipo de conflicto es el de mayor impacto al medio ambiente.