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“Que no nos destruyan la cueva”

Paísbajotierra <BR><STRONG>“Que no nos destruyan la cueva”</STRONG>

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO 
En la Urbanización Riviera del Caribe los vecinos tienen varias preocupaciones: el problema del agua, la falta de asfaltado de sus calles, la desprotección ante los robos en residencias y la desidia de los promotores que les llevaron hasta allá.

Sin embargo –aunque usted no lo crea– la mayor preocupación de la Junta de Vecinos de la Urbanización Riviera del Caribe, es que no le vayan a destruir una cueva que existe en la zona.

Riviera del Caribe es una urbanización que comenzó a construirse desde 1976. Pero a la fecha carece de calles asfaltadas y los vecinos se sienten defraudados. Los responsables del proyecto no les han cumplido con todo lo acordado. Nada raro en nuestro país. Pero les preocupa que un supuesto plan de extensión de la urbanización llegue hasta la zona verde en la que está la cueva, que por carecer de nombre la llamamos Cueva Riviera.

El deseo de los habitantes de Riviera del Caribe es que la cueva sea parte de los atractivos naturales que ofrece la urbanización para su esparcimiento, y que sirvan estos atractivos para atraer más propietarios, nuevos vecinos, más compañía, pues la soledad en la urbanización es notoria, lo que aumenta el sentimiento de desprotección. Pero vayamos a la cueva.

Como ya ustedes habrán sospechado, encontrándose junto a una urbanización al norte de la autopista Las Américas, y cerca del peaje, necesaria y geológicamente esta cueva tiene que pertenecer al conjunto de cavidades que presenta el farallón del que hablábamos el sábado pasado.

La Cueva Riviera es sumamente espaciosa, llana en su mayor extensión, pudiéndose caminar fácilmente por todas partes y ofreciendo solamente alguna dificultad al pasar de una de las grandes salas a otra contigua. Ambas salas están bien iluminadas por la luz solar, pudiendo distinguirse a simple vista cientos de formaciones secundarias en el techo y en sus paredes.

Debido a la humedad de la zona, la cueva permanece en actividad, por lo menos en sus funciones de creación de estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y otras muchas concreciones.

Bien al interior, en la zona oscura, en épocas de lluvia suele acumularse bastante agua, formando un pequeño lago que permanece por muchos meses.

Su fauna no tiene gran particularidad, pudiendo encontrarse en ella aquellos insectos comunes de las cuevas. Sin embargo, la cavidad presenta un hermoso aspecto floral como consecuencia de la entrada de abundante luz solar y de la constante humedad.

Varios niveles sobre las rocas presentan diferentes acumulaciones de helechos y plantas epífitas, formando además degradaciones de verde según la recepción de más o menos luz que reciben dichas plantas. Solo estos niveles de plantas de brillante verde resultan todo un espectáculo cavernícola para quienes admiramos los fenómenos que ocurren en las cuevas.

La cavidad de la urbanización Riviera del Caribe presenta en su interior, además, algunos petroglifos que indican que esta cueva también fue utilizada por algún grupo indígena de los que habitaron la zona. Una excavación podría dar información más amplia sobre esa utilización en caso de encontrarse materiales arqueológicos.

Unos escalones en cemento, de los que nadie del grupo que nos acompañó tiene información, sugieren que alguien tuvo la idea de aprovechar la cueva con propósitos turísticos o de entretención local. Sin embargo, aparentemente, la idea no encontró seguimiento.

En términos generales, lo más importante es el deseo de conservación de la cueva que exponen los habitantes de la urbanización Riviera del Caribe. Y creemos que debe hacérseles caso.

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