Los dominicanos tenemos grandes deudas con la Patria de Bolívar, sin remontarnos lejos, recordemos el apoyo de Rómulo Betancourt a los exiliados y su campaña internacional contra Trujillo, que por un tris le cuesta la vida en un atentado ordenado por el dictador, el papel del presidente Carlos Andrés Pérez en la solución de la crisis electoral de 1978, la recepción de inmigrantes dominicanos en momentos que esa economía bailaba al ritmo de los petrodólares, y el país comenzó amortizar esa deuda recibiendo millares de venezolanos que huyen de la represión y la pobreza, también con la posición del presidente Abinader al unirse a otros países para exigir la presentación de las actas de votación.
Las dictaduras no entregan el poder por elecciones y cuando intentan montar farsas electorales entonces anulan a los opositores, como fue del apresamiento de Leopoldo López, la inhabilitación por 15 años de María Corina Machado para impedir su candidatura, el ardid tecnológico para no inscribir a la candidata sustituta Corina Yoris, y aceptaron al exembajador Edmundo González Urrutia porque consideraron no representaba un riesgo para el “triunfo” de Nicolás Maduro.
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Once años y cuatro meses de gobierno de Maduro han significado represión, caída del producto, hiperinflación y el PIB per cápita se redujo de US$8,692 en 2013 a US$3,659 en 2023, niveles similares al per cápita de 1999 cuando ascendió al poder su mentor Hugo Chávez.
Con ese desastre era natural el hartazgo de los venezolanos y las encuestas previas vaticinaban la derrota de Maduro, así como las realizadas a boca de urna el domingo 28 de julio y a pesar de una serie de irregularidades, bien detalladas en el informe preliminar del Centro Carter, las urnas hablaron y frente a los resultados el presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, en la medianoche y sin que mediaran boletines proclamó a Maduro como ganador con el 51.2% de los 80% de votos emitidos y a Edmundo González con el 44.2%.
La dictadura fue sorprendida con una oposición que logró las actas electorales y ofreció cómputos y pruebas del triunfo arrollador, como tampoco estaban en sus cálculos que Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República Dominicana iban a reaccionar exigiendo al CNE la presentación de las actas y la convocatoria al Consejo Permanente de la OEA que lamentablemente no pudo reunir los votos; pero tampoco estaba en su mira el hecho de que Gabriel Boric, a quien no pueden acusar de fascista, no reconoció el triunfo o Lula se sumara al clamor de la presentación de las actas.
Lo ideal es que se produzca un dialogo (aun hay esperanzas con la mediación de Brasil, México y Colombia) pero ese no será el camino porque ellos han convertido a Venezuela en un narcoestado y figuras claves, como Diosdado cabello y otras, tienen expedientes abiertos en EE. UU. por lavado de activos y apoyo al crimen organizado, por ello el régimen ya escogió el camino de la represión, asesinatos y prisioneros políticos.
Los países democráticos de la región y la Unión Europea deberán mantener la presión sobre la dictadura, aplicarle mayores sanciones y no dejar a su suerte a los venezolanos que valientemente se han lanzado a protestar y han aportado muertos, desaparecidos y apresados a la causa de la libertad.