RIO DE JANEIRO (AP).- Los presidentes del Grupo de Rio decidieron poner en marcha una operación sin precedentes en la región para ayudar a Haití a salir del torbellino de violencia en que está sumido y trabajar en su reconstrucción con miras a darle estabilidad democrática.

   Tras los llamados de los presidentes Alejandro Toledo, de Perú, y Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, los presidentes del grupo colocaron el tema de Haiti a la cabeza de la agenda de sus reuniones de dos días en esta ciudad, dijeron voceros de la reunión.

   «Podemos jugar un rol más importante»», dijo el presidente chileno Ricardo Lagos al sintetizar los compromisos contraídos por los presidentes en su primer día de deliberaciones de la XVIII cumbre del grupo.

   No era posible conocer la magnitud financiera del esfuerzo prometido, pero funcionarios consultados subrayaron que nunca se había dado en la región una actitud concertada tan unánime para ayudar a otro país.

   Como primera decisión, los presidentes coincidieron en incrementar «cuanto antes»» el número de tropas en Haiti hasta cubrir el «mínimo necesario»» para garantizar la seguridad en ese devastado país, dijo.

   La siguiente prioridad consistirá en ejecutar proyectos de reconstrucción y desarrollo de «beneficio directo de la población»» haitiana. Simultáneamente, la región promovería un diálogo nacional entre todas las fuerzas representativas del país.

   Chile, dijo Lagos, decidió poner en práctica inmediatamente su decisión de actuar y el viernes debería partir un barco rumbo a Puerto Príncipe con más de 100 vehículos de transporte liviano y 50.000 cuadernos.

   «Estamos trabajando por una solución adecuada. La evolución registrada hasta ahora no ha sido satisfactoria y tenemos que hacer más»», dijo tras la primera reunión presidencial.

   Pero un punto crítico reconocido por todos es la insuficiencia de efectivos militares para asegurar la tranquilidad de la población haitiana.

   Un aumento de la tropa hasta el mínimo indispensable significaría elevar el número actual de 3.200 a 5.500. Eso es inferior a los 8.000 previstos por las Naciones Unidas.

   El nuevo número fue dado por el asesor del presidente brasileño, Marco Aurelio García, al informar sobre la jornada de los presidentes. García no indicó qué países serían los contribuyentes, pero se entendía que el principal iba a ser Brasil, bajo cuya dirección está la fuerza de paz de las Naciones Unidas.

   García viaja el viernes en una «misión evaluada»» de la situación. Al concluir, emitirá un informe que Brasil distribuiría entre otros países del grupo para tomar decisiones juntos. El grupo de mandatarios también recibió un informe pormenorizado del enviado especial de las Naciones Unidas para Haiti, Gabriel Valdez, de Chile, y del presidente de Guyana.

   Los trabajos de reconstrucción tendrían como base financiera las donaciones y aportes no reembolsables comprometidos por organizaciones internacionales e individualmente por varios países, especialmente Estados Unidos y Europa. Pero también estarían organizaciones financieras como el Banco Brasileño de Desarrollo Económico y Social (BNDS) y la corporación Andina de Fomento (CAF).

   Lula y Toledo subrayaron la trascendencia de la operación al destacar en el acto inaugural de la reunión que Haití constituía una prueba para la solidaridad de la región.