Palabras de bienvenida

Palabras de bienvenida

Muy  buenas noches, distinguido público que nos honra con su presencia en esta imponente sala recién bautizada con el nombre del primer director del Teatro Nacional,  el talentoso músico Carlos Piantini, artista de altos vuelos y objetivos.

Luego del ya tradicional inicio musical del acto, en esta ocasión con la  participación de notables artistas, encabezados por el versátil trompetista y vocalista Víctor Mitrov,  artistas que  nos han ofrecido un atractivo y variado programa justamente acogido y registrado en sus aplausos,  iniciamos la formalidad solemne de esta premiación a la labor literaria de toda una vida, que otorgan cada año, conjuntamente, el Estado Dominicano con la Fundación Corripio.

Hoy recae sobre el poeta, escritor y promotor cultural Mateo Morrison.

¿Larga trayectoria en el quehacer cultural?  La tiene, y por encima de eso, una indisputable hombría de bien, un continuo ejercicio de la decencia saltando desde un núcleo de positividades, que ha manifestado en un enjambre de poemas, artículos, ensayos, ponencias y textos sobre política cultural, publicados  en un período que sobrepasa las tres décadas.

Suele recordarse especialmente el Mateo Morrison indignado, dolido y beligerante de los tiempos trágicos post guerra de 1965. Pero este hombre es sensible a todo lo que es existencia y no existencia, a lo que es vida y lo que es muerte o transfiguración.

Marcio Veloz Maggiolo ha escrito que Mateo es un poeta del amor.

Y el amor tiene muchas facetas. Muchos territorios. Muchos intereses válidos; claros y fascinantes alguno; turbios o complejos, otros.

Mateo los aborda con dimensión de sinceridad.

No se puede pedir más.

Sean ustedes bienvenidos a esta noche en la cual el Estado y la Fundación Corripio premian una vida de labor literaria.

Constante, patente y tangible.

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