Palabras prestadas a Frank Moya Pons, 2

Palabras prestadas a Frank Moya Pons, 2

Mukien Adriana Sang

En esta segunda y última entrega, continúo presentando las palabras de Frank Moya Pons en el acto de puesta en circulación de mi última obra: “La migración china en República Dominicana. 1961-2018”.

Aquí, el historiador y amigo, resalta algunos elementos cuantitativos que aparecen en la obra, a saber:

“Un dato interesante de estas cifras es que 784 (85%) de ellos procedían directamente de la República Popular China y solamente 137 (15%) de la República China de Taiwán. A diferencia del período anterior, en estas décadas llegaron numerosas mujeres acompañando a sus maridos, aún cuando los hombres siguieron siendo predominantes (65%).
Típico de los fenómenos migratorios de esa época, los inmigrantes estaban comprendidos entre las edades de 21 y 50 años (62%).

En el caso que nos ocupa, el 41 por ciento de ellos declaró estar casado y, al igual que en el período anterior, un número significativo de ellos (39%) dijo ser comerciante; pero, a diferencia de los datos previos, el 26 por ciento se identificó como estudiante, y un 11 por ciento como trabajador o trabajadora del hogar.

También se observa en este segundo largo período una mayor dispersión de la población inmigrante en los pueblos y ciudades del interior. Se repiten las mencionadas previamente, pero ahora aparecen chinos residiendo en Bonao y Sánchez que, sabemos que antes vivían en esas dos localidades, pero que no fueron registrados anteriormente.
La suma de los inmigrantes registrados en los dos períodos mencionados (esto es, un largo siglo XX de 110 años), han quedado registrados 1,483 chinos inmigrantes con permisos de residencia.

Frank Moya Pons
Frank Moya Pons

Pero, atención: ante la inseguridad de los datos existentes en los archivos de la Dirección Nacional de Migración, Mu-kien nos alerta diciendo que “no significa que sea ese el número real y definitivo”, debido a que hubo años en los que no aparecían sus documentos y, en otros casos, los que aparecían estaban en tan mal estado, que no podían utilizarse.

Le invitamos a leer: Palabras prestadas a Frank Moya Pons, 1

Comoquiera que sea, las cifras encontradas le han servido a Mu-kien para detectar dos grandes oleadas migratorias correspondientes a las dos décadas de 1981-90 y 1991-2000, “producto de las facilidades otorgadas por el Gobierno dominicano a los inversionistas chinos” que buscaban salir temprano de Hong Kong y de Taiwán ante la potencial amenaza de un traspaso de ambos territorios a la República Popular China.

De esas posibilidades, hasta la fecha, solo una se ha cumplido, y esa fue la entrega de Hong Kong a la República Popular China por parte de Gran Bretaña en 1999, en cumplimiento con los acuerdos firmado casi un siglo antes.
Sobre el proceso de las naturalizaciones, Mu-kien reitera este importante descubrimiento con las siguientes palabras: “De los 1,483 chinos inmigrantes localizados en los registros de la Dirección General de Migración, la mayoría provenía de China continental, contrario a lo que podría pensarse de que, gracias a los acuerdos de los diferentes gobiernos dominicanos con la República China de Taiwán, los chinos provendrían de ese país.

1.- De China continental se registraron 1,260 inmigrantes.
2.- De Taiwán, 137.
3.- De New York, 64”.

Señoras y señores: Creo que con estas breves notas sobre los ingredientes cuantitativos contenidos en esta enjundiosa obra, ustedes podrán hacerse una idea de los muchos datos desconocidos hasta la fecha que Mu-kien Adriana ha destapado, para regocijo y enriquecimiento de la comunidad académica.

Analizar esos datos para refinarlos, contrastándolos con los documentos consultados y los muchos otros que todavía esperan ser descubiertos y analizados, es una tarea pendiente, como lo es también, compararlos analíticamente con otros datos a los que Mu-kien también dedica mucho espacio en su obra: me refiero a las naturalizaciones de chinos en la República Dominicana.

Este tema ocupa casi la mitad del volumen que analizamos y, para estudiarlo, Mu-kien se vale, también, de las estadísticas oficiales compiladas en tres importantes cuadros: uno en el que presenta los chinos naturalizados por año y por gobierno; otro en que realiza un desglose de las familias naturalizadas para mostrar en detalle cuántas llegaron, menores vinieron al país y familiares acompañantes, quienes eran normalmente naturalizados en bloques; y otro, finalmente, que enumera una por una las personas naturalizadas.

En otras palabras, Mu-kien no solo estudia a su obra la inmigración regular china durante todo el siglo veinte y primeros años del actual, sino que, también, pone el dedo en una llaga que en su momento infectó a varios gobiernos, a ciertos funcionarios públicos, algunos de cuyos nombres ella, valientemente, menciona en su libro. (…)

Dicho lo anterior, y en ánimo de no cansarlos con otra disertación estadística, creo que es hora de poner punto final a estas rápidas consideraciones acerca de esta obra singular, que de seguro será utilizada con provecho por los interesados y estudiosos de la historia dominicana contemporánea. (…)

Ella dice, y creo que es válido también para José Chez Checo, que este libro “es también mi propia historia”, pues alguien dijo que, allá en el fondo, muchas veces la historia es un ejercicio de rescate autobiográfico.

Ambos, José y Mu-kien, han emprendido en el pasado varios grandes proyectos historiográficos comunes; pero, ninguno de ellos, creo, les ha llegado tan hondo como este rescate de la memoria sobre aquellos hombres y mujeres que en un tiempo no tenían historia, pero que ahora la están protagonizando como actores de un proceso histórico que ambos autores rescatan en estos dos volúmenes acerca de la inmigración china en la República Dominicana.

Queridos Mu-kien y José: reciban mis más efusivas y sinceras felicitaciones por este nuevo aporte al país, surgido de sus preclaras inteligencias.

Muchas gracias…!

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