Los periodistas tienen varios días detrás de Ysmael Paniagua, el director del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, para conocer su reacción a  las declaraciones del arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, de que al Patronato Pastoral Penitenciario se le impidió  verificar los supuestos privilegios de que disfrutan en la cárcel de Najayo los imputados por el caso Odebrecht, pero tal vez ya no sea necesario seguir buscando a quien no quiere, por razones que es fácil adivinar, que lo encuentren. El general Tomás Holguín de la Paz, Director General de Prisiones, acaba de dar respuesta a esa inquietud   al declararle al Listín Diario  que ese Patronato no ha hecho ninguna solicitud para hacer levantamientos en las cárceles y que tiene entendido que tampoco lo ha hecho a la Procuraduría. En realidad habló hasta de lo que no le preguntaron, pues señaló que la misión de ese Patronato no es supervisar el estado ni las condiciones de las cárceles sino trabajar con los internos en el aspecto regenerativo, religioso y espiritual para facilitar su reinserción en la sociedad. Y como  se metió  en aguas mas profundas cuando agregó  que el Patronato fue creado con “una buena intención pero de buena intención no ha pasado”, entérese del resto  por sus propias palabras tal y como fueron publicadas. “El Patronato se creó para ayudar al sistema penitenciario, para ayudar y colaborar, pero nunca ha hecho nada, ni han aportado nada, que vale decirlo de manera responsable”. Mucha gente pensará que el ejercicio de “responsabilidad” del Director de Prisiones merece una respuesta del Patronato Pastoral Penitenciario o de  monseñor Ozoria, que deberá sopesar si le conviene o no responder  el buscapié. Pero tampoco faltarán los que opinen, aunque no se atrevan a decirlo en voz alta en un país que es  “oficialmente” católico,  que por fin apareció alguien que puso en su puesto a la Iglesia.