3 de 3
Todas los tribunales de la ciudad de Santo Domingo que operaban durante la opresión de los gobiernos de Rafael Leónidas Trujillo Molina estuvieron alojados en el Palacio de Justicia de Ciudad nueva hasta el año 1959.
En un solo edificio, el militar despótico concentró las diversas instancias de los tribunales hasta llegar a la corte de casación.
Allí estaban la Fiscalía, la Procuraduría General de la República y la Suprema Corte de Justicia junto a las cortes de casación. Los tribunales de primera instancia, en cámaras penales y civiles; los juzgados de instrucción, el Tribunal Superior de Tierras, el Registro de Títulos de Propiedad y la Dirección Nacional de Mensuras Catastrales.
El 25 de octubre de 1944 se abrieron las puertas del reconstruido Palacio de Justicia, borrando las huellas del incendio que sufrió el 11 de diciembre de 1925, l que algunos achacaron a Trujillo, para eliminar documentos que lo incriminaban en delitos.
Pese a que se trataba de la obra de justicia más importante del país, se registró la ausencia del tirano en la reapertura del Palacio de Justicia, el 24 de octubre de 1944. Encabezaron la ceremonia Juan Tomás Mejía, entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) Héctor Bienvenido Trujillo, secretario de Marina y hermano del dictador, y Virgilio Álvarez, presidente del Partido Dominicano.
Dada la estrechez de la edificación para la gran cantidad de público que demandaban servicios de la justicia, la SCJ y la Procuraduría General se mudaron el 26 de febrero de 1959 a su nuevo edificio la Feria de la Paz, hoy Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, donde ocuparon un moderno local.
Ahora se deespués de casi 46 años, tanto la Suprema Corte de Justicia como la Procuraduría General se alojan en el único edificio suntuoso que han tenido tribunales dominicanos, dejando esa edificación a las cortes de apelación en materia civil, comercial y penal.
Trujillo demandaba de tribunales que dieran pronta respuesta, higiénicos y muy ventilados.
Trabas para ejercer Derecho. El exequátur era la licencia obligatoria para un abogado litigar, pero le era reservada a los seguidores del tirano.
Por eso, muchos abogados debieron colgar la toga y el birrete y dedicarse a otro oficio. El otorgamiento de ese permiso implicaba ver el historial político del abogado.
Testimonio de estudiante. Hitler Fatule Chaín estudiaba doctorado en Derecho durante el régimen de Trujillo. Cuenta que en las clases no se debatían los delitos y los crímenes y que no ensayaban los juicios.
Algunos de sus profesores fueron los juristas Leoncio Ramos, Froilán Tavares, Joaquín Balaguer.
Expresó que profesores como Julio César Castaños, de la asignatura de Economía Política, decían a sus alumnos que el titular de la asignatura no era él sino el generalísimo doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Fatule Chaín afirma que la educación de abogado era sobre la base de mucha formación, y como en las demás carreras, de mucho respeto y comedimiento hacia el profesor.
Compara la diferencia entre el abogado de la era de Trujillo y el de ahora, en que antes el profesional estaba formado en todas las materias, y se le consideraba un intelectual.
Abogado en la Era. El jurista Ramón Pina Acevedo ejerció la profesión en el régimen de Trujillo y fue abogado de la parte civil en el juicio contra los asesinos de las hermanas Mirabal. Dice que la dictadura fue difícil para los profesiones del Derecho.
Relata que en principio, se dijo que fue un accidente el crimen de Minerva, Patria y María Teresa, el 25 de noviembre de 1960.
Se esperó la muerte del dictador, para sentar en el banquillo de los tribunales, en junio de 1962, a los imputados: Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez.
Parecer de un estudio. El jurista e historiador Wenceslao Vega B explica en su obra Historia de la Corte de Casación Dominicana, que la Era de Trujillo se caracterizó por los cambios en la composición de los tribunales, donde los jueces pasaban a ser legisladores, secretarios o subsecretarios de Estado, gobernadores, diputados, etcétera.
Funcionarios judiciales resaltaban como gloriosa la actuación de Trujillo. Tal fue el discurso del presidente de la Suprema Corte, Hipólito Herrera Billini, el 9 de enero de 1950, al señalar lo que entendía como el progreso jurídico del país en los últimos años y el espíritu democrático de nuestra legislación civil, señala Vega B. Trujillo.
Indica que el tirano siempre recibió un homenaje de gratitud y admiración por parte del Poder Judicial.
Antecedentes
Pidió apología de abogado
Lo increíble fue un encuentro de abogados el 6 de agosto de 1955 en el hotel Matum, de Santiago de los Caballeros, para reconocer los 40 años en la abogacía del licenciado Federico C. Álvarez, y por no mencionarse el nombre el tirano, a quienes asistieron a la cena se les calificó de enemigos. Ante el sometimiento en el Tribunal de Honor del Partido Dominicano, el partido del dictador, del que todo profesional debía ser miembro, Federico Álvarez se vio precisado a retractarse pronunciando la conferencia Transformación del Pensamiento Jurídico Dominicano en la Era de Trujillo, el 12 de junio del año siguiente. Los extremos de la dictadura iban desde ascender a puestos importantes a abogados amigos, a perseguir, encarcelar o hacer exiliar a los juristas contrarios. Muchos abogados no lograron salir ilesos del régimen por no poder ejercer la carrera en beneficio al generalísimo. Por las exigencias del Gobierno del sátrapa, algunos profesionales no subieron a estrado, cayendo en una especie de clandestinidad. La docencia fue el refugio de unos y el exilio, la opción de otros. Las doctrinas y las jurisprudencias fueron escasas en la dictadura.