Pa’lante con la educación

Pa’lante con la educación

JUAN D. COTES MORALES
La educación es el factor más inmediato de cambio. Quien más se parece a un maestro es un gobernante. El presidente Leonel Fernández Reyna ha desarrollado su vocación de maestro y exhibido logros excelentes en esa noble tarea. El jefe del Estado anteriormente había expresado su firme propósito de enrumbar los planes y proyectos educativos de tal manera que fuesen pragmáticos y asimilables para docentes y dicentes, tanto, como para que se confundan con la realidad de nuestras necesidades.

El primer mandatario consideró en la ocasión que el Plan Decenal como programa o propuesta educativa para el desarrollo del sistema no ha sido realmente aplicado y mucho menos entendido a plenitud por los agentes multiplicadores encargados de las prácticas y entrenamientos en todo el país.

Los más consagrados pedagogos, educadores, y técnicos del continente, entre ellos Paulo Freire, estiman de incomparable valor educativo un proceso de movilización total. El presidente Leonel Fernández acaba de proponerlo. Me adhiero con toda humildad a esta corriente de pensamiento y sugiero la conveniencia de que la dirección de ese plan o proyecto sea tan amplio y suficiente como para organizar y capacitar al personal docente necesario, conjurar la sobre-edad, la repetición y el analfabetismo en la población escolar general de 7 a 14 años de edad, y al mismo tiempo, servir a los fines de crear conciencia para la libertad y el trabajo, creando y fortaleciendo los recursos humanos requeridos.

Ahora es cuando el esfuerzo toma la lucha y la esperanza tiene vigencia y patria.

Pero es impostergable en los dominicanos la unidad para el trabajo, para la educación, para la salud y para la libertad.

Y esta unidad, solo es posible por medio de la organización.

El machete y el pensamiento se justifican y complementan plenamente en el lápiz y el papel, el niño y el aula, el campo y el arado, el agua y el surco, la bandera y el sol.

Tenemos muchos planteles escolares, pero no más escuelas. Tenemos más personal docente, pero no más maestros. Tenemos muchos equipos e instrumentos de la modernidad y el desarrollo, pero no tenemos la capacidad de una mentalidad moderna y desarrollada por la tecnología, tal y como debe ser aplicada en todo el sistema educativo.

Durante su primer mandado el presidente Fernández expresó «ha llegado la hora de la escuela», y hoy afirma que «es pa»lante que vamos». Ayer existió un mañana que se convirtió en el presente de hoy. Siempre habrá un mañana muy parecido al de ahora, y muchos hombres y mujeres humildes deseosos de convertir la República en un aula abierta permanentemente donde se puedan exhibir las virtudes cívicas, las obras de los escritores, pintores, escultores, declamadores, en fin, de todos los artistas nacionales, para que sintamos la necesidad de hacer patria cada día.

Ambas consignas son oportunas para obtener el perfil del dominicano honesto, educado, capaz, pletórico de vida, amoroso y audaz, deportista, músico, poeta, comerciante, maestro de escuela, militar, sacerdote, etc., en fin, el ciudadano que todos llevamos dentro y que la Constitución hace objeto de deberes y derechos.

Uno de los programas de mayor rendimiento y, por tanto, más beneficioso, es el que contribuye a asegurar la capacitación de todos los jóvenes provenientes de los sectores marginales o carenciados a quienes se dificulta tener acceso a los centros de formación y entrenamiento. Enhorabuena el proyecto anunciado por la Primera Dama Margarita Cedeño de Fernández y por el Indotel.

No poder servir a estos jóvenes es sumirlos en la desesperación y darles la oportunidad de que ejerzan y practiquen la violencia como modus vivendi, apartados de toda participación social y de los medios de producción.

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