Palco personal: La Pinky 4Ever

Palco personal: La Pinky 4Ever

Más que una tarea periodística, lo que nos lleva al Teatro Nacional una y otra vez para acompañar y apoyar el loable esfuerzo de Nurín Sanlley en su tradicional espectáculo para los niños del país es complacer a nuestros hijos.

Los niños y las niñas de este país desde que empiezan a ver la promoción del espectáculo musical para la familia que ella produce y protagoniza se anotan: “Mami, yo quiero ir”.

Así que, ¿quién se niega? Eso fue lo que pensé al verme atropellando el tiempo y la distancia el pasado viernes para no faltar a la invitación a la que la promesa materna convertía en obligación y al ver a Miguelina Terrero nuestra colega de El Nacional acompañada ¿o acompañando? a sus hijos.

Lo importante es que estábamos ahí viendo la carita feliz y los trajes domingueros de tantos hijos e hijas y las caras afanosas de sus padres por sentarse, intentando controlar el espíritu inocente e indomable de los más pequeños (que no saben ni que están en el teatro ni quién es La Pinky), pero igualmente sus padres se sienten comprometidos con su entretenimiento y se aseguran de que vean algo más que televisión. Yo fui con mi hijo Ian y el hijo de mi compañero, Jordi, quienes estaban verdaderamente entusiasmados con el espectáculo.

No tuve la oportunidad de estar a su lado ya que la sala estaba prácticamente llena y no tuve posibilidad de comprar una taquilla en la que les quedara cerca. Así que me conformé con ver la reacción de sus compañeritos, que aplaudían ansiosos para que la obra comenzara.

Como siempre Nurín nos contó antes de todo la labor que realiza Plan, una institución internacional de desarrollo comunitario que ofrece apoyo educativo y económico a infantes en el país, para variar ante la narración y testimonios de los niños, terminé llorando y que se beneficia de los recursos que obtenga “Pinky 4ever”.

Casi inmediatamente empezó la obra con un breve monólogo de La Pinky contando sobre su plan y su deseo de ayudar a los que no tienen nada, inclusive a los ricos les tocó lo suyo: “si los ricos repartieran entre los pobres lo que tienen no habría hambre en el mundo”, que me imagino no habrá caído bien en una sala donde los del dinero eran la mayoría. Con una trama en la que La Pinky (Nurín Sanlley) y Pinky Genie eran las buenas y Bee (Kenny Grullón) y Don (Luis José Germán) eran los malos –querían el dinero de la taquilla transcurrió Pinky 4ever. Ellas estaban buscando talento y ellos dinero y sus cortos diálogos daban paso a los musicales que estaban en el programa.

Un total de 17. Grito de libertad. Busca. Tú y yo. La Pinky Solitaria. España cani niños. Burriquito como tú. Baile gitano. Un chin de mi corazón. Fantasía árabe. Aserefé. Batman. Agente 008. Popurrí años 60. We go Together. It should be dancing. Pinky Hoodletra. Papolino, ¿dónde está Santa Claus?.

Yo disfruté las canciones, la bellísima coreografía de cada uno de los números. Me maravillé viendo que hasta las niñas de 3 años hicieron lo que tenían que hacer con mucha seguridad en el escenario. Me reí con las ocurrencias de Luis José y Kenny que terminaron siendo aceptados y perdonados por La Pinky –aunque los niños no estaban dispuestos a perdonarles sus pequeñas maldades .

Pero, los verdaderos jueces son los niños, así que a la salida del teatro, saqué la grabadora y les pedí su opinión a Ian (11 años) y a Jordi (5 años).

A Jordi: ¿Es la primera vez que tu ves a La Pinky?

Jordi: “En un anuncio”.

A Jordi: ¿Tú la habías visto antes?

Jordi: “Sí”.

A Jordi: ¿Y qué te pareció?

Jordi: “Bien”.

A Jordi: ¿Te gustaría volverla a ver?

Jordi: “Sí”.

A Jordi: ¿Y por qué te gusta La Pinky?

Jordi: “Porque es muy divertida. Como ella canta. Me gusta como ella habla, baila, juega y me gustó cuando estaba con su niña”. Cuando le puse la grabadora a Ian no tuve que preguntarle. Me dijo que la obra había estado muy bien, pero que era un recuento de todas las otras obras que ella había hecho.

Me enumeró los musicales que más le habían gustado y me dijo que ojalá ella tenga una obra nueva para la próxima Navidad. Jordi estaba muy feliz contándome cómo Santa Claus (Pepito Guerra) le había mirado y le había dicho adiós…

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