Paliativos que deben llegar

Paliativos que deben llegar

La repercusión sobre la economía por restricciones a actividades productivas a causa del coronavirus cae sin distinción sobre entes grandes y medianos y no exceptúa a individuos que a título de consumidores de bajos recursos que por ser asalariados o por laborar por cuenta propia encabezan familias vulnerables. La falta de unos pesos en hogares de peldaños inferiores en la pirámide social puede significar hambre en lo que se averigua si las medidas de mitigación corporativa preservarán suficientes puestos de trabajo en peligro por una crisis impredecible.

Rigen medidas de trascendencia en forma de exenciones y flexibilidades para sobrellevar pasivos y aliviar pérdidas en renglones importantes como el turismo bajo amenazas de una recesión. Las vías para dirigir tales auxilios son expeditas hasta sus beneficiarios de alto nivel. No así cuando se trate de asistir a la gente más numerosa sometida a estrecheces que ahora se agravan. La entrega directa de comestibles necesitaría una logística extraordinaria y efectiva que no ha existido para llegar a extensos sectores. El Estado promete compensar la pérdida de empleos sin saberse que disponga de ágiles medios para cumplir ese fin ni si acertaría a recurrir a fondos especializados para una asistencia social de envergadura. Aun sin crisis, millares de pequeños proveedores del Estado temen zozobrar descapitalizados por cíclicas y prolongadas faltas de pago.

En marcha hacia las elecciones

Los motivos para apartarse de lo previsto en términos electorales tendrían que ser poderosos y puntuales; casi del momento de acudir a las urnas el 17 de mayo. Por tanto el proceso organizativo que conduce a esa fecha no debe sufrir retrasos ni el país debe hacerse desde ahora a la idea de que para entonces no habría condiciones para celebrar comicios. En este momento se aplican esfuerzos contra los riesgos que implica el nuevo virus para personas en sitios públicos.

El tiempo apremia, pero vale esperar el resultado de mantener en acción el sistema de salud a cargo de cruciales pasos contra los contagios. La colectividad es vista, con pocas excepciones, como integrada a comportamientos para evitar la enfermedad. Además se redoblan firmes medidas para controlarla que es lo mejor que debe pasar.

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