Palo si bogas, palo si no bogas

Palo si bogas, palo si no bogas

LEANDRO GUZMÁN
Las recientes medidas de seguridad para enfrentar la delincuencia puestas en marcha por el Gobierno han generado los más variados comentarios.

Unos las han respaldado sin reservas, mientras otros motivados por la defensa de sus intereses siempre buscan la forma de cuestionarlas.

Como se sabe, en los últimos años la delincuencia ha crecido por variados motivos. Unos la atribuyen a la injusta distribución de la riqueza, pues las estadísticas indican que ha aumentado el número de pobres, a pesar de los esfuerzos hechos por distintas agencias gubernamentales, internacionales y de servicio, como son aquellas dedicadas a las obras sociales a favor de los menos pudientes de la población.

Hay quienes afirman, por otra parte, que la violencia y la delincuencia tienen su origen en la desunión familiar, en la inversión de valores prevalecientes en nuestra sociedad y por la falta de respeto que se observa en todos los estamentos en los cuales se fundamentan el orden jurídico y la estabilidad democrática.

No faltan quienes dicen que el aumento en el consumo de estupefacientes tiene mucho que ver con los problemas comentados. Pero, en fin, la cuestión es que si bien han sido identificadas las posibles causas de la delincuencia, es ahora cuando el Gobierno parece firmemente decidido a ponerle coto.

En tal sentido, se ha comenzado por el desarme de todos aquellos ciudadanos que posean armas de fuego sin la debida reglamentación, pero además se retienen aquellos vehículos de dudosa procedencia o que no tengan sus documentos al día. El patrullaje nocturno se ha incrementado notablemente, con la participación de patrullas mixtas que colaboran en el terreno con la Policía. Se ha limitado también la venta de bebidas alcohólicas hasta las doce de la noche en los sitios públicos, excepto los fines de semana cuando se permite hasta las dos de la madrugada.

Es cierto que algunas de las medidas puestas en práctica causan irritación entre muchas personas, pero uno se pregunta si no es mejor que eso suceda antes de que los delincuentes anden a sus anchas, sin control alguno, cometiendo atracos y asesinatos que siembran el luto y el dolor a las familias

¿No hubo quienes dijeron que el Gobierno era “blandito” con la delincuencia? Y eso, que ni siquiera se ha aplicado la “mano dura” por la cual todavía abogan muchos, como si eso fuera la solución al problema.

La paz, la seguridad y el orden público tienen que ser preservados por encima de todo. Un grupito de delincuentes no puede mantener a esta sociedad en una zozobra permanente, con los ciudadanos virtualmente presos en sus casas porque no se atreven a salir de noche, ante el temor de ser asaltados o asesinados.

No. Ese desorden hay que acabarlo, aunque haya que hacer algunos sacrificios. El que quiera fiesta que lo haga temprano, a pesar de las quejas de los promotores y los propios artistas, muchos de ellos acostumbrados a llegar tarde a fiestas pautadas para las 11 de la noche.

Uno se pregunta ¿qué busca un hombre serio en la calle bebiendo hasta la medianoche, sobre todo en días laborales, cuando cada quien debe cumplir con su trabajo.

En cuanto a las armas, todo aquel que la requiera por alguna u otra razón, sencillamente que la legalice. Solamente podrá desear un arma ilegal aquel que anide en su mente o en su corazón acciones malsanas.

En las pasadas elecciones legislativas y municipales no fueron los líderes secundarios quienes ganaron. Fue el presidente Leonel Fernández quien personalmente asumió la promoción de su Gobierno, ante un electorado que todavía reclama el cumplimiento de muchas cosas, principalmente la relacionada con la seguridad y la paz pública.

En virtud de eso, el Presidente contrajo un gran compromiso ante la nación, que de ninguna manera puede ser obviado ante quejas baladíes, cuando de lo que se trata es de ofrecer mayor seguridad a la población.

Ese compromiso lleva al Presidente a tener una relación más fluida y directa con el pueblo, tal como lo hizo en la campaña electoral, si es posible informándole directamente de los planes gubernamentales, sin hacerlo a través de funcionarios que usualmente entran en contradicciones tales que pocos le otorgan credibilidad.

El pueblo espera que usted, señor Presidente, se mantenga firme en la defensa de los intereses nacionales. Pero infórmeselo directamente, sin intermediarios. No olvide la Historia, Presidente, pues usted más que nadie sabe que la Historia sólo absuelve a aquellos que han actuado conforme a lo que quiere el pueblo, aunque para ello haya que tomar medidas radicales.

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