Pan de leche japonés gana mercado en EE.UU

Pan de leche japonés  gana  mercado en EE.UU

Para cualquiera que haya crecido comiendo el pan blanco de caja que se encuentra en los estantes de todos los supermercados por periodos de tiempo no especificados, el concepto de pan de leche japonés es tanto un sueño como una afrenta.
Conocido como shokupan, el pan de caja estándar de Japón se parece a su contraparte mexicana en general, es largo y cortado en delgadas piezas cuadradas. Después de eso, la similitud termina.

El shokupan es extraordinariamente esponjoso y dulce, con un centro que parece imitar a una nube. Las mejores versiones de este pan tienen una corteza de un suave color marrón y resistente que agrega un delicado contraste textural. El origen del pan de leche japonés es oscuro, pero se cree que se basa en una técnica china para hacer bollos delicadamente dulces con una base elaborada de pasta de agua, que produce una sensación igualmente suave, y que los japoneses adaptaron en el siglo XX. El shokupan se hizo más popular después de la Segunda Guerra Mundial, con la afluencia de trigo estadounidense en medio de la escasez de arroz. La masa es una combinación de harina, leche, mantequilla y huevos, y tiene aproximadamente siete veces la grasa de las versiones de pan de caja en Occidente. Incluso hay tostadoras de más de 4 mil pesos para garantizar la experiencia perfecta con este tipo de pan.
El shokupan, al igual que otras versiones asiáticas más ‘artesanales’ del tradicional pan de caja, ha comenzado a tomar fuerza en el mercado estadounidense, principalmente entre los consumidores más jóvenes de ese país, quienes ven en él un producto más saludable, gourmet y con una mejor relación calidad-precio que la oferta de pan de los gigantes del mercado, incluido Bimbo.

Hace apenas siete años, muy pocos fuera de Japón y otros rincones de Asia habían escuchado del shokupan u otras variaciones del producto. Sin embargo, Yuji Sakagami, un japonés entonces de 43 años, desarrolló una versión firme y con rebanadas más delgadas, que facilitaban su comercialización y consumo. Sakagami abrió entonces ‘Nogami’, su panadería en Japón, en la que vende hogazas medianas de pan en 432 yenes, equivalentes a 76 pesos. Diariamente, Nogami comercializa unas 20 mil hogazas, una cifra que palidece frente a la producción de grandes empresas como Bimbo. Sin embargo, el efecto del shokupan es otro, más delicado y específico. La oferta culinaria en Estados Unidos es prueba de ello.

La casa de té Cha-An en el East Village de Manhattan, que hornea alrededor de 60 panes al día, sirve trozos de 7 centímetros de grosor para tostadas con ingredientes simples como salmón ahumado y dos tipos de mantequilla. Ese pan es clave para la popularidad de los sandwich de cerdo en el vecino Hi-Collar.
Ventaja
Bimbo mantiene una ventaja enorme en el mercado de pan de Estados Unidos. De acuerdo con estimaciones de analistas, actualmente la empresa mexicana tiene una participación del mercado 67.6 por ciento en ese país, seguido de Private Label, que ostenta apenas 17.8 por ciento. Bimbo tiene 199 plantas de producción y presencia en 32 países, lo que la convierte en la panadera más importante del planeta.

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