MOCA. Al borde de la quiebra se encuentran alrededor de 25 pequeñas panaderías de la provincia Espaillat, algunas de las cuales han tendido que cerrar sus puertas, luego de que el gobierno suspendiera el subsidio destinado para ese  sector.

Rafael (Luly) Rodríguez, presidente de la Asociación de Pequeños Panaderos de esta provincia dijo que los medianos y pequeños industriales de  la harina  atraviesan por una de las peores crisis, debido al poco apoyo del gobierno y a los altos costos de la materia prima para la elaboración del pan.

Recordó que se trata de un sector de la economía local que genera alrededor de  300 empleos directos e indirectos.

Explicó que debido a la parálisis en la economía y la falta de circulante no pudieron aumentar el precio del pan a cinco pesos, porque sus productos llegan a los sectores de menor poder adquisitivo.

Rodríguez entiende que cuando los pequeños panaderos recibían el subsidio  de la Secretaria de Estado de Industria y Comercio sentían un alivio, pero ahora la situación es muy difícil.