Panamá firme detrás de negociador del Canal

Panamá firme detrás de negociador del Canal

PANAMA. AP. Carga sobre sus hombros con el peso del orgullo nacional de Panamá y de buena parte del comercio mundial.  

Pero semanas de intensas negociaciones para rescatar la expansión del pasaje en un proyecto de 5.250 millones de dólares no amilanan a Jorge Quijano. El administrador del canal se levanta todos los días a las cinco de la mañana y hace una caminata de 40 minutos por el peñasco sobre el cual se encuentra la casa plantación de hace un siglo donde vive, la cual supo ser ocupada por los 17 gobernadores estadounidenses que administraron la zona del canal hasta 1979.

“Me gustaría que hubiera más crisis como esta”, bromea Quijano, quien dice que se está poniendo cada vez más en forma mientras lucha por buscarle una salida a una disputa sobre sobrecostos calculados en 1.600 millones de dólares. “Nunca me había sentido más sano, más fuerte”.

El hombre necesita toda la fuerza que pueda reunir. La semana pasada se suspendieron los trabajos en unas esclusas que ya tenían un atraso de nueve meses, luego de que fracasaron conversaciones sobre cómo financiar los sobrecostos. Un consorcio encabezado por la firma española Sacyr SA y la italiana Salini Impreglio atribuye los sobrecostos a una mala planificación de Quijano y exige que se le pague, mientras que el canal dice que las culpables de los costos adicionales son las propias empresas.

Se anticipa una larga batalla legal y nuevas demoras, lo que preocupa a puertos de todo el mundo que han gastado miles de millones de dólares en la modernización de sus instalaciones, para que puedan recibir los barcos de carga y buques cisterna que van de Asia a la costa este de Estados Unidos.

Quijano dice que el margen de maniobra se va reduciendo y que su equipo está preparándose para poner en la práctica un plan B en el que vienen trabajando desde octubre, del cual no dio detalles.

Los panameños alientan firmemente a Quijano. Desde que estalló la crisis, esta nación de 3,4 millones de habitantes ha expresado apoyo casi unánime a este ingeniero de 61 años que acapara titulares con su defensa del canal, una obra que es parte de la identidad misma de la nación. Lo aplauden por plantarse firme ante los ataques de contratistas que según él son verdaderos actos de “extorsión” y “terrorismo”.

Quijano destaca que las negociaciones se interrumpieron el 4 de febrero, 125 años después de que otra empresa europea, francesa en este caso, quebrara cuando trabajaba en el canal.

Ingenieros estadounidenses llegados tras una invasión ordenada por el presidente Theodore Roosvelt completaron la obra. Estados Unidos gobernó el pasaje de 80 kilómetros (50 millas) y las zonas aledañas hasta que otro mandatario estadounidense, Jimmy Carter, aceptó ceder el control del canal a Panamá en forma gradual.

Irónicamente, en vista del resentimiento generado por la ocupación, los estadounidenses podrían volver a involucrarse en el canal.

Firmas de Estados Unidos son las que más interés expresaron en completar la obra, a la que le falta un 30%, según Quijano Una candidata es CH2M Hill, de Englewood, Colorado, que es la principal consultora en este proyecto y que según Quijano tiene los conocimientos y los recursos para terminar el trabajo según los diseños originales.

Si hay algo que no está en duda es la determinación de Panamá para terminar el proyecto en el 2015, afirmó Quijano.

“Si es necesario ir con ustedes a tirar pico y pala, estoy con ustedes y vamos a terminar esta obra”, expresó el experto, quien es hijo de un diplomático y pasó parte de su infancia en Japón y Malasia, al hablar ante un grupo de trabajadores en el festejo del centenario del canal.

Quijano comenzó a trabajar en el canal en 1975, poco después de completar estudios en la Lamar University de Texas, cerca de la Costa del Golfo, una zona con una pujante industria de gas natural que será una de las principales beneficiarias de la expansión del canal. Fue trepando posiciones y se hizo fama de ingeniero emprendedor que se aseguró de que los ejecutivos estadounidenses entregaran el canal en perfecto estado.

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Maquinaria y grúas de construcción aparecen en el lugar donde se adelantaba un proyecto de ampliación del Canal de Panamá, en Ciudad de Panamá. (AP Foto/Arnulfo Franco).

“Es un ingeniero de primera”, afirmó Joe Reeder, ex subsecretario del Ejército de Estados Unidos que fue presidente del canal en la década de 1990. “Sabe escuchar, es estudioso y se maneja con hechos concretos”.

Reeder dijo que Quijano le escapa a las cámaras y que hubiera preferido que la disputa se resolviese sin tanto estruendo, a través de los canales de arbitraje que figuran en el contrato. Esa personalidad relajada y medida le viene bien en esta batalla que tiene en vilo al país.

“Quieres tener alguien que puede tirar un golpe al cuerpo cuando alguien se lo merece, como en este caso”, expresó Reeder, quien cree que el consorcio europeo ha adoptado una actitud agresiva que no tiene sustento.

Designado en el 2012 para un período de siete años, Quijano dirige una operación que ha florecido desde que los estadounidenses cedieron el control total del canal el 31 de diciembre de 1999.

El tiempo promedio de cruce del canal llegó a ser de menos de 24 horas, algo que los estadounidenses jamás alcanzaron, según Reeder. La seguridad de la operación mejoró y los ingresos se más que triplicaron bajo la administración panameña, hasta llegar a los 2.400 millones de dólares el año pasado.

El canal es un pilar de la economía panameña y genera casi 1.000 millones de dólares en contribuciones directas al gobierno. Actividades relacionadas aportan casi el 20% del producto bruto interno. Casi el 6% del comercio mundial pasa por el canal.

No todo el mundo elogia a Quijano, y menos que menos el consorcio europeo, que atribuye los problemas a una “rígida inflexibilidad” del panameño que hace peligrar 10.000 plazas de trabajo y amenaza con empañar la impecable reputación de Panamá como destino atractivo para invertir.

El consorcio afirma que los sobrecostos son consecuencia de problemas con los estudios hechos por las autoridades panameñas antes de comenzar los trabajos. Agrega que los obstáculos geológicos que han aparecido durante las excavaciones le impidieron conseguir el basalto necesario para disponer de las enormes cantidades de cemento que se necesitan. El canal, por su parte, sostiene que todas las firmas que participaron en la licitación tuvieron tiempo de sobra para analizar los trabajos preliminares del canal.

Si no se llega a un acuerdo, el consorcio amenaza con radicar demandas que tomarán años resolver y tiene una carta fuerte en sus manos, ya que puede suspender la entrega de gigantescas compuertas fabricadas en Italia, que sería muy costoso replicar desde cero.

Incluso algunos panameños se preguntan si Quijano, quien supervisó el diseño de la expansión, no comparte la responsabilidad de los problemas por la selección del consorcio, la cual generó perplejidad en el 2009, ya que su propuesta era 1.000 millones de dólares más baja que la más cercana en costos, la del Bechtel Group Inc. de San Francisco.

“Este es un momento muy delicado para Panamá”, expresó Juan Carlos Navarro, uno de los favoritos con miras a las elecciones presidenciales de mayo. “Más adelante habrá tiempo para hacer un análisis completo de lo que salió mal y deslindar responsabilidades. Pero ahora todo el mundo necesita apoyar a Quijano y exigir que la ampliación sea completada”.

Parte de la popularidad de Quijano deriva del hecho de que ha logrado manejar eficientemente el canal sin mezclarse en disputas políticas. La constitución panameña garantiza la autonomía financiera y operativa del canal, y una serie de administradores, todos ellos preparados por los estadounidenses, han establecido una reputación intachable.

El propio presidente panameño Ricardo Martinelli, un empresario multimillonario que no cede el candelero fácilmente,  tuvo que hacerse a un lado tras reunirse con funcionarios españoles en los primeros días de la crisis, en una actitud que fue muy criticada. La semana pasada el mandatario exhortó a los panameños a que apoyen a Quijano.

“Es una verdadera lástima que nuestros políticos no tengan la misma integridad que el ingeniero Quijano”, expresó Leonel Martínez, un chofer de taxi que trabajó como estibador en el canal antes de la partida de los estadounidenses. “No ha administrado mal el canal y lo ha hecho sin corrupción. Por eso tiene el ciento por ciento de apoyo de los panameños”.

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