Pandemia: educación médica en línea

Pandemia: educación médica en línea

Una de las especies animales que ha obtenido enormes beneficios, gracias a su capacidad de convivir en sociedad es la del Homo sapiens.

Los humanos sentimos la enorme necesidad de comunicar a nuestros semejantes los éxitos alcanzados, así como también, aunque en menor cuantía, los reveses.

La búsqueda continua de mayores destrezas y profundización de los conocimientos desarrollados en el ámbito de las ciencias de la salud es un buen ejemplo de lo que decimos.

A intelectuales de diferentes confines se les veía emprender viajes anuales para reunirse en congresos, seminarios y talleres para compartir sus experiencias y nuevas destrezas adquiridas en sus prácticas e investigaciones.

También se crearon tratados y revistas en donde periódicamente se publican los avances en las investigaciones. La Internet vino a acelerar el tiempo, aumentar el volumen y a facilitar la capacidad de transmisión de la información científica.

Paradójicamente, cuando muchos pensábamos que la covid-19 pondría en jaque la diseminación de los trabajos individuales y colectivos del área de la salud ha ocurrido todo lo contrario.

El comportamiento de la presente crisis sanitaria nos ha obligado a mantenernos al día en todo cuanto tenga que ver con el ritmo de contagio universal, la morbilidad, efectividad medicamentosa y mortalidad del coronavirus. La población mantiene un estado de alerta y la comunidad médica intercambia sus modalidades de manejo de la enfermedad.

Las universidades, escuelas de medicina, sociedades especializadas, investigadores y docentes han mantenido comunicación a través de las plataformas en línea con relativo poco uso. Ahora existe un efervescente ritmo contagiosamente acelerado.

Resulta cómodo participar de forma interactiva con voz e imagen en tiempo real desde ultramar, amén de tener la posibilidad de ver y escuchar a modo diferido las intervenciones de autoridades y expertos.

Tanto la enseñanza de pregrado como la de postgrado contienen un creciente porcentaje de aprendizaje virtual.

Se confirma la máxima en donde se asevera que dentro de lo malo siempre se esconde algo bueno y viceversa.

El optimista ve en cada dificultad presente una oportunidad futura de éxito. La necesidad del aislamiento físico y las medidas de higiene extrema, aunados a una poco agradable y prolongada cuarentena han contribuido a multiplicar las aulas virtuales y a mover los congresos de los centros de convenciones de grandes y famosos hoteles del mundo a una simple plataforma informática.

Quien escribe hubo de viajar a Europa, América del Sur y Norteamérica con la finalidad de participar en eventos anuales en las distintas modalidades de la patología y de la medicina forense.

Es muy probable que muchos de los cambios a los que las circunstancias pandémicas nos han conducido, queden vigentes por un periodo mucho más largo de lo que actualmente imaginamos, debido a las ventajas que ofrecerían aún después de vencida la actual catástrofe sanitaria.

Tener la oportunidad de acceder desde el hogar y a la hora y el día que mejor nos convenga a cursos, tutorías y toda una gama de programas audiovisuales interactivos es algo de valor incalculable.

La discusión de una temática programada fuera del horario de trabajo regular, en la puedan participar más de un centenar de profesionales de la salud de un centro hospitalario universitario, sin tener que mover un pie de su refugio casero, mantendrá vigencia más allá de lo coyuntural.

No todo lo ocurrido a causa de la pandemia ha sido malo, también han sucedido cosas muy buenas.

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