El Fondo Monetario Internacional cree que la pandemia hará crecer la brecha entre las regiones pobres y ricas, no solo dentro de la Unión Europea (UE), sino dentro de un mismo país.
“A pesar del apoyo político excepcional desplegado por las autoridades, las regiones europeas con un PIB per cápita más bajo y un desempeño económico discreto antes de la pandemia parecen estar más expuestas a los efectos de la crisis”, asegura este martes en un informe sobre la situación económica de la zona euro.
Los expertos del Fondo explican que las regiones más rezagadas cargan con una pesada maleta de problemas estructurales, a los que suman los específicos de la pandemia: se caracterizan por una dependencia “desproporcionadamente mayor” de sectores en los que el contacto social es habitual, como el turismo; disponen de menos ocupaciones donde es posible teletrabajar —lo cual puede marcar la diferencia para que una empresa siga funcionando y sus empleados recibiendo una nómina—; cuentan con un tejido productivo con más pymes —dotadas de menos músculo financiero para aguantar la crisis—, y suelen ser menos productivas.
“Se necesitarán políticas específicas para salvaguardar las regiones vulnerables, prestando especial atención a los jóvenes y desfavorecidos para evitar el aumento de la desigualdad”, insiste el informe correspondiente al artículo cuarto del FMI para la zona euro. La brecha es también entre Estados. Algunos se muestran más incapaces que otros a la hora de evitar que las distorsiones afecten a los más vulnerables.
Mientras en España e Italia los que más ganan han resultado afectados en una proporción veinte puntos menor respecto a los que menos, en Alemania y Francia las diferencias son mínimas.