En pleno apogeo neoliberal aparece en RD la pandemia covid-19 sin invitación
Para quienes por razones de trabajo estamos familiarizados con la farmacopea, no es de extrañar las consabidas contraindicaciones en el uso de ciertos medicamentos.
Si vamos a recetar aspirinas a un paciente siempre preguntamos si la persona sufre de úlcera estomacal, ya que podría desencadenarse un sangrado gástrico a causa del ácido acetilsalicílico.
En ese caso recurrimos a otro tipo de fármaco que produce la analgesia sin los efectos colaterales del conocido calmante.
En plena Era del Neoliberalismo, sistema caracterizado por el cultivo de las diferencias de clases, según el sociólogo y pasado presidente ecuatoriano Rodrigo Borja; de repente sorprende al mundo la pandemia del coronavirus.
En su obra “Enciclopedia de la Política”, nos relata Borja: “El neoliberalismo cultiva las diferencias.
Las fomenta. Las profundiza. Saca provecho de ellas. Las incorpora a su promoción publicitaria.
Lo podemos ver en todo lo que nos rodea: en el vestido de la gente, en su vivienda, en su automóvil, en los medios de transportación, en los hoteles.
Todo está hábilmente montado no solo para que las diferencias se agudicen, sino además para que se las note, para que se pongan en evidencia, para que los grupos humanos se distingan por el lugar donde viven, por el colegio en que educan a sus hijos, por los clubes a los que concurren, por la ropa “de marca” que llevan, por el vehículo que conducen, por los hoteles a los que llegan, por los restaurantes en los que comen, por la “clase” en la que viajan, por las tarjetas de crédito que portan.
En la sociedad de consumo, que es hechura suya, las cosas están dispuestas de modo que la gente busque los privilegios y pague más por ellos”.
Es en pleno apogeo neoliberal dominicano, ante una expansiva y galopante privatización de todos los servicios de salud cuando se aparece en la República Dominicana y sin que la hayamos invitado, la indeseable covid-19.
Ella nos sorprende en medio de una crisis política y año electoral a escasos meses para los comicios congresuales y presidenciales.
Estábamos ante una encrucijada jamás vivida: una seria enfermedad contagiosa en el ambiente que demandaba la más estricta cuarentena y una campaña política que obligaba a los candidatos a tirarse a la calle y a repartir abrazos entre la muchedumbre de simpatizantes.
Las consecuencias sociales no se harían esperar: decenas de miles de contagios y centenares de fallecidos que pronto se contarían por miles. Se paralizó la economía y empezamos a sobrevivir a través de préstamos, como si las deudas nunca se fueran a pagar.
El coronavirus demanda de una serie de medidas sanitarias de carácter obligatorio a observar por toda la ciudadanía, pudiéndose citar entre otras las siguientes:
a) uso mandatorio de mascarillas para prevenir el contagio por las vías aéreas respiratorias, b) lavado frecuente de las manos, c) mantenimiento de un prudente distanciamiento físico entre las personas, d) evitar reuniones de personas en sitios cerrados, e) si está dentro de una vivienda o local abra puertas y ventanas para que circule el aire, f) cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar, g) vacunarse contra la covid-19 una vez el producto esté disponible para su perfil de grupo.
Contradiciendo la doctrina neoliberal, ahora o tocamos y bailamos todos la misma salve, o pagaremos con la vida blancos, negros, mulatos, latinos, ricos y pobres, mujeres y hombres, creyentes y ateos.
El coronavirus demanda de una serie de medidas sanitarias de carácter obligatorio