GONAIVES, Haití (AP).- Atacan a caravanas de ayuda, se meten a los hogares a robar alimentos y disparan a los que intentan detenerlos. Las pandillas callejeras están asaltando a los rescatistas y provocan retrasos en la ayuda a los damnificados por la tormenta Jeanne.
El fracaso del gobierno haitiano para desarmar a las pandillas, incluyendo al Ejército Caníbal que inició la revolución en la que cayó el presidente Jean-Bertrand Aristide, ha creado un ambiente de inseguridad que pone en riesgo la vida de los habitantes.
«Las cosas están muy mal aquí. La gente se siente insegura y tenemos que pelear por todo»», dijo Rony Coq, de 30 años, integrante de una pandilla llamada Ejército de Botellas porque sus miembros arrojan botellas a sus enemigos.
La banda de Coq opera en Cassolet, un laberinto de hogares de concreto habitados por gente pobre cubierto hasta por 1,5 metros de lodo el martes, 10 días después del paso de Jeanne.
Cerca de allí, una vértebra humana salía de una pila de fango coronada por un neumático, una de las víctimas no reclamadas de las inundaciones que los habitantes enterraron porque muchos se estaban pudriendo, antes de que las autoridades ordenaran sepultar los cadáveres en fosas comunes.
Las autoridades dicen que más de 1.500 personas murieron en la tormenta y unas 900 están desaparecidas, muchas de las cuales estarían muertas. La mayor parte de las víctimas falleció en Gonaives, la tercera ciudad más importante de Haití, donde cuatro quintas partes de los 250.000 habitantes quedaron sin hogar.
El jefe de seguridad de la misión de estabilización de las Naciones Unidas en Haití, John Harrison de la Real Policía Montada de Canadá, visitó Cassolet para buscar un sitio seguro dónde distribuir alimentos.
Harrison esperaba usar el puerto de Gonaives, pero su grupo encontró el muelle en manos de hombres armados. «Hay un enorme problema con las pandillas»», dijo a The Associated Press. «Creo que las cosas podrían empeorar»».
Son malas noticias para el Programa Mundial de Alimentos, que estaba contratando un barco para llevar alimentos a Gonaives.
Jouthe Joseph, del grupo de ayuda humanitaria CARE, dijo que unas 10 toneladas de comida se habían perdido en Gonaives debido a los saqueadores, de un total de 175 toneladas enviadas por grupos de ayuda internacionales durante la semana pasada, las cuales les permitieron alimentar a unas 98.000 personas.
Sin electricidad ni agua potable y con escasos suministros básicos como antibióticos, los médicos en hospitales de campaña intentan salvar a los sobrevivientes _ realizando incluso amputaciones _ en una ciudad tan contaminada que a los recién nacidos les resultará difícil sobrevivir.
Las aguas residuales del alcantarillado municipal destrozado contaminan el lodo y las aguas inundadas en las que camina el público con los pies descalzos, infectando heridas que contraen gangrena.
Los que corren mayor riesgo de contraer una infección son los bebés, los cuales nacen al ritmo de tres o cuatro diarios en una de las clínicas administradas por las fuerzas de las Naciones Unidas.