WASHINGTON (AFP).- Cientos de pandilleros, en su mayoría de origen latinoamericano, operan en varias zonas de la capital de Estados Unidos, a minutos de la Casa Blanca, y son acusados de actos cada vez más violentos como el reciente ataque contra un adolescente cuyas manos fueron cortadas con un machete.

Un joven de 18 años de origen latinoamericano del condado de Fairfax (Virginia), en el área metropolitana de Washington DC, fue acusado este mes de cortar las manos de otro muchacho de 16 años con un machete, en una pelea entre las pandillas rivales Mara Salvatrucha (conocida también como MS-13) y South Side Locos (SSL), dos de las más grandes y violentas del área.

Una semana después, en Herndon, otro barrio de Virginia, un joven de 17 años, presuntamente miembro de la pandilla 18th St, fue asesinado a tiros por un miembro de MS-13 cuando caminaba con una amiga. La adolescente también recibió un tiro en la espalda.

«Hemos visto nueva violencia (…) Eso nos preocupa», dijo a la AFP el sargento Jerry Keys, de la Policía de Herndon.

Estimaciones de la Policía sitúan en unos 3.000 la cantidad de pandilleros en el área metropolitana del Distrito de Columbia (DC), que incluye parte de los Estados de Maryland y Virginia. Los miembros de las pandillas se identifican con tatuajes, bandanas o camisas de diferentes colores.

La Mara Salvatrucha nació en Los Angeles, entre salvadoreños que escaparon de la guerra civil en su país, y tiene en esta zona entre 1.200 y 1.500 miembros. SSL fue fundado hace un par de años por un ex miembro de MS-13 cuyo tío fue asesinado por otro miembro de pandilla. Sus miembros se estiman en torno a 400 personas.

La Policía de Fairfax ha documentado la existencia de más de 200 pandillas en el norte de Virginia, con edades que van desde los 11 a los 40 años. Muchos de sus miembros son reclutados de manera forzosa en colegios secundarios de la zona.

«Los miembros de estas pandillas son como la gente que viaja para ir a trabajar. Hemos visto gente que conocemos de esta área en filmaciones en DC (…) Se movilizan mucho», explicó Keys.

En octubre pasado, un enfrentamiento entre pandilleros provocó un tiroteo en plena tarde en una transitada calle de Washington, a unas 10 cuadras de la Casa Blanca, que dejó un joven de 20 años muerto y un conductor de autobús herido.

En total, cinco personas murieron el año pasado en diferentes barrios de DC -Adams Morgan, Columbia Heights, Mount Pleasant- por actos violentos cometidos por pandillas.

«Hay una enorme, enorme cantidad de pandillas en el área metropolitana. Es un enorme problema en el área de Washington DC», dijo a la AFP Robert Walker, un experto en pandillas que ha trabajado como consultor de la Policía.

Walker indicó que el 43% de los miembros de pandillas en Estados Unidos son de origen hispanohablante, el 35% negros, y el resto de origen asiáticos y blancos anglosajones.

Michael Leon pertenece a la ONG Centro para Jóvenes Latinoamericanos de Adams Morgan, que busca desestimular la pertenencia de adolescentes a las pandillas, y trabaja con ex pandilleros enviados por la justicia y la Policía, algunos de ellos en libertad bajo fianza.

«Desafortunadamente, tenemos un grupo grande de chicos que se autodenominaban como una pandilla y que vienen mucho a este centro, y no queremos que este lugar se convierta en su santuario», contó Leon, rodeado de mesas de pool y ping-pong que reciben cada día a entre 60 y 80 jóvenes del barrio.

«Pero las pandillas latinas son más bien un grupo de personas que se considera una hermandad, una familia, y la violencia contra otras pandillas comienza con algo tan pequeño como que uno te miró mal, o hubo un malentendido con la novia de alguien, así empieza y luego escala», dijo.

En la zona donde está el Centro, cada cuatro o cinco cuadras hay una pandilla diferente, por lo cual para evitar ser atacados los jóvenes que integran una banda no se alejan de «su zona» a menos que sea en grupo, indicó.

«Están todo el tiempo estresados; es un nivel de estrés que ni tú ni yo conocemos», sentenció.