Pandora y la esperanza

Pandora y la esperanza

Todavía nos queda mucha esperanza dentro del cofrecito de RD

La leyenda y el mito son parte importante de la cultura de los pueblos. Algo similar acontece con los símbolos utilizados para representar valores conceptuales abstractos tales como el de patria, amor, paz y libertad.

Para la ocasión nos enfocaremos en un tema mítico de la antigua Grecia. En el texto Larousse Mitología Mundial se hace referencia a Zeus como el dios todopoderoso del templo olímpico en donde moraban el resto de los dioses.

Zeus planificó castigar a los mortales y para ello solicitó a Hefesto y a Atenea que crearan un nuevo ser dotado de una gran belleza, al que cada divinidad agregaría un atributo. El regalo de Hermes consistió en insertar el engaño y la traición en su corazón.

Le dieron como nombre el de Pandora que literalmente significa en el idioma griego poseedora de todos los regalos.

Zeus luego se la ofertó en matrimonio a Epimeteo quien olvidando los consejos de su hermano aceptó el peligroso regalo. Un dios previsor había encerrado dentro de un frasco todas las plagas y males del mundo por lo que gente convivía libre de enfermedades y calamidades.

La curiosidad que sintió Pandora por el envase la condujeron a destaparlo y en un abrir y cerrar de ojo se diseminaron todas enfermedades y maldades. Cuando logró tapar el pomo solo quedaba dentro la esperanza.

Joaquín Balaguer en su libro Grecia Eterna narra otra versión. Dice el escritor: “Pandora fue la primera mujer.

Zeus la hizo de barro, la adornó con los más bellos encantos y le entregó una caja que ella debería presentar, sin averiguar su contenido, exclusivamente al hombre con quien fuera a casarse. Acompañada en la Tierra por Hermes, Pandora se presentó a Prometeo, pero este rehusó abrir la caja fatal.

Epimeteo, hermano de Prometeo, se casó con Pandora para poder poseer la caja; pero su curiosidad fue castigada, pues al abrir el cofrecito, los males que lo llenaban se extendieron por el mundo. Únicamente quedó en el fondo de la caja la esperanza. Por esa razón los hombres siguen siendo alentados por ella”.

El genocidio del holocausto de la Alemania hitleriana llenó de luto a la etnia judía. El macartismo estadounidense sembró el miedo y la angustia en la mente de la gente con ideas y pensamiento progresista en la década de los cincuenta del pasado siglo.

Abriendo el nuevo milenio el potro de la judialización de la política debutó en el cono sur americano llevándose entre sus patas a gobernantes de Paraguay, Argentina y de Brasil.

Ya antes había derrocado al Gobierno constitucional de Honduras. Ahora recientemente el magnicidio toca nuestra frontera con el asesinato del presidente de Haití. Semejante episodio sangriento trae a la memoria de los dominicanos los casos de Lilís, Ramón Cáceres y Trujillo.

La pandemia de la covid-19 lleva consigo un peligro y agravante malestar económico que toca directamente los bolsillos de cada familia, nublando así el firmamento de paz y el sosiego que es necesario preservar para bien de todos.

Mantenemos viva la fe en que los responsables de administrar justicia en el país no olviden aquella máxima del patricio Juan Pablo Duarte cuando sentenció: “Sed justos lo primero, si queréis ser felices. Ese es el primer deber del hombre; y ser unidos, y así apagareis la tea de la discordia… y la patria será libre y salva”.

Todavía nos queda mucha esperanza dentro del cofrecito quisqueyano.

La pandemia de la covid-19 lleva consigo un peligro y agravante malestar económico

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